¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Archivo

Lo mejor de Colombia, ¿su gente?

En Colombia hay gente creativa, productiva y hospitalaria, pero también estamos llenos de monstruos.

Vladdo
Muy acostumbrados estamos todos a repetir casi por reflejo que lo mejor de Colombia es su gente. Esta frase la oímos en conferencias, ante empresarios extranjeros a los que invitan a invertir en nuestro país; entre académicos, en discusiones sobre esa bonita forma de ser que nos caracteriza; en los discursos que da el presidente de turno cuando atiende a algún visitante ilustre; en sentidas ceremonias, luego de una u otra catástrofe; en sermones religiosos, cuando nos llaman a la resignación; en coloridas recepciones, luego de una gesta deportiva, etcétera...
Sin embargo, aunque dicha expresión no es del todo falsa, sí resulta, en el menos peor de los escenarios, incompleta. Es innegable que en Colombia hay gente creativa, alegre, productiva y hospitalaria, pero después de ver los extremos macabros a los que somos capaces de llegar, tenemos que aceptar que también estamos llenos de monstruos.
Yo sé que decir esto puede ofender a muchos, y los más chauvinistas quizás me acusen de traidor o apátrida por no creer a ojo cerrado en las virtudes de este pueblo “honorable y trabajador”.
Y puede que aquellos que defienden el tesón y la voluntad de nuestras gentes tengan algo de razón. Sobre todo, luego de ver la fraternidad que se palpaba en el ambiente la semana pasada, después de la tragedia del avión que transportaba a los futbolistas del Chapecoense, equipo brasileño cuya existencia ignorábamos casi todos, hasta ese fatídico lunes.
Durante varios días, medios y personajes internacionales quedaron impresionados con la entrega y el sacrificio de los colombianos en general y los antioqueños en particular. El miércoles, en el homenaje que la Alcaldía de Medellín organizó en memoria de los jóvenes futbolistas, al ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, José Serra, se le quebró la voz al agradecer nuestro civismo y generosidad. “Los brasileños no olvidaremos jamás la forma como los colombianos sintieron como suyo el terrible desastre que interrumpió el sueño de ese heroico equipo de Chapecoense”, dijo el Canciller esa noche, en el estadio Atanasio Girardot, cuando los paisas se ganaron el balón de oro de la solidaridad.
Tengo que confesar que yo también me conmoví hasta la médula con la trágica y absurda noticia que llenó de luto a todo el mundo, mucho más allá del ámbito del fútbol.
No obstante, como este es un país lleno de paradojas, mientras celebrábamos con emoción las sentidas reacciones de esos miles de ciudadanos en Medellín, en el departamento de Bolívar se vivía una desgracia inenarrable, pero a la que pocos le prestaron atención. En el municipio de Arjona, una madre lloraba sin consuelo al enterarse de que un hombre le había cortado a machetazos las manos a su hijo de catorce años, al que acusaban de haber participado en un robo.
Pero ese no fue el único crimen atroz cometido estos días contra la niñez, pues este suceso se sumaba a otro igual de espantoso –y también ignorado por muchos– ocurrido a comienzos de noviembre en Ciudad Bolívar, Antioquia, cuando un tipo, al que una mujer se negó a prestarle un celular, atacó –también a punta de machete– a sus dos hijos: un niño de seis años y su hermanita de cuatro. El pequeño murió, víctima de las múltiples heridas, y la niña sufrió varias lesiones y la pérdida de una mano.
Y si hablamos del salvajismo con el cual la pequeña Yuliana Andrea Samboní fue raptada, violada y asesinada el pasado domingo en Bogotá –crimen del cual está sindicado el arquitecto Rafael Uribe Noguera–, no puedo dejar de sentir oprimido el corazón y me lleno de más y más razones para creer que no somos tan buenos como pregonamos.
Insisto: lo mejor de Colombia es su gente, pero también es lo peor.
Vladdo
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO