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Guayabo espiritual

Si no podemos discriminar entre los argumentos y la propaganda, entonces tenemos problemas.

Mauricio Pombo
Se mueve como el pato Donald, habla como el pato Donald, es cascarrabias como el pato Donald y tan rico como Rico McPato. Es una tira cómica, pero no produce sonrisa alguna. Sí, es Donald Trump. Vivimos la era de la posverdad, neologismo considerado por el Oxford Dictionary palabra del año 2016. No es que antes no se hiciera la política sin mentiras, pero entonces solo les llegaban a pocos. Bien lo leo en EL TIEMPO: “Los expertos señalan que, en efecto, lo nuevo no es el fenómeno, sino su alcance en virtud de la tecnología. Víctor García, investigador y candidato a Ph. D. de la Universidad de Texas, le dijo a EL TIEMPO: “Noticias falsas siempre ha habido, y los periodistas han sido víctimas de ellas en el pasado. La diferencia ahora es la rapidez con que circulan y son compartidas en las redes sociales, en donde se crean ‘burbujas informativas’ que filtran la información de acuerdo con las creencias, identidades, gustos y preconcepciones de los usuarios”. Si no podemos discriminar entre los argumentos y la propaganda, entonces tenemos problemas, dijo Obama. 'Remember' Uribe.
Se ha dicho hasta la saciedad, pero qué cierto es: al final, sale lo que no se espera. Primero fue el brexit; luego, nuestro No y lo último, la elección del pato Donald. Un personaje siniestro, atarván, patán, racista, homofóbico y acosador. Un ser ideológica y físicamente desagradable. Cada nuevo nombramiento que hace es más y más angustiante: un declarado guerrerista en defensa; uno de los responsables de la crisis financiera, vía quiebra inmobiliaria, encargado de la economía. Y vienen más osadías.
En alemán hay una palabra para describir lo que se siente tras un exceso de actividad muscular: 'Muskelkater', guayabo muscular, lo que en español se conoce como agujetas, fatiga neuromuscular o agarrotamiento. Pues bien, yo llamo guayabo espiritual a aquello que sentí tras la derrota del No y el triunfo del ‘señor’ Trump.
Se va Obama de la presidencia, un tipo afable, decente (palabra que no me gusta en colombiano, pues tiene su dejo clasista) y mesurado. Ahora nos llega este peligrosísimo petardo a ocupar la oficina oval. Parece ser que Berlusconi está reviviendo políticamente. ¿Se imaginan a Trump, Putin y Berlusconi juntos? Dejaría de ser una caricatura para devenir en una aterradora comedia: ‘Los tres chiflados en el poder’.
Mauricio Pombo
Mauricio Pombo
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