En medio de esta barahúnda de cosas horribles que nos suceden, como la minería criminal, la galopante deforestación, la dilatación de la paz por algunos, quiero ofrecer una miscelánea de cosas bonitas que hacen amable la vida, como el trabajo de la CAM del Huila en defensa del medioambiente. Fue emotivo ver esa águila que volaba de nuevo. Unos cazadores le habían destrozado las alas y la CAM, con ayuda de la Corporación Autónoma Regional de Risaralda, le implantó nuevas plumas y el hermoso pájaro salió feliz volando de nuevo por los cielos del Huila.
En la parte alta de Barichara, el pueblo más hermoso de Colombia, unos quijotes han creado un bioparque que dará frescura y solaz al pueblo. Escuché a los encargados hablar con cariño de cada una de las 60 especies de árboles que allí han plantado. Bello el reportaje que una periodista hizo a Rafael Antelo, el científico de los cocodrilos que, con auspicios de la Fundación Palmarito, está salvando estos poderosos saurios del Llano. La periodista ganó el Premio Simón Bolívar. Me gusta hablar de libros bellos y útiles, como el que publicó la investigadora y profesora de la Universidad Nacional Patricia Montañés y que se titula 'Enfermedad de Alzheimer, memorias que se desvanecen'. Libro de palpitante actualidad.
Sigamos con más libros. 'Ecoteología' se titula un precioso libro publicado por la Universidad Javeriana y dirigido por Afonso Tadeu Murad y Germán Roberto Mahecha Clavijo. Los ensayos escritos por varios especialistas siguen la magistral línea de la encíclica Laudato Si’, del papa Francisco. No conozco libro más bello sobre pájaros, me dijo un editor español cuando vio el libro 'Colibríes de Colombia', del fotógrafo Murray Cooper, que ya tiene otro libro sobre aves, titulado Aves en Colombia, publicados ambos por Villegas Editores y que no pueden faltar en las bibliotecas de los que aman la naturaleza.
Monumental libro de José María Gutiérrez de Alba, titulado 'Diario ilustrado de viaje a Colombia, 1871-1873'. Publicado también por Villegas Editores, editorial que no tiene ‘presa mala’. Profusamente ilustrado con dibujos y grabados, muestra la Colombia de esa época y sirve para contrastarla con la Colombia de hoy en esos mismos lugares. La CAR Cundinamarca acaba de publicar 'Los humedales de Kennedy', completo estudio sobre estos preciosos ecosistemas de la sabana de Bogotá.
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Nada que ver, desde luego, con lo anterior. El periódico El País de Madrid, que figura como el más importante en lengua española en el mundo, contrató con una firma alemana un estudio sobre los anónimos que escriben a los periódicos y que aprovechan para desfogarse e insultar a sus anchas. La conclusión fue la siguiente: se trata en su mayoría de jóvenes con pocos estudios y muy baja cultura, y son más los varones que las mujeres. No sé si estos resultados se pueden extrapolar a Colombia.
Lo que sí es cierto es que se trata de gente de muy baja cultura. Denominador común de estos insultantes es que no saben leer; generalmente se contradicen por no entender los textos. Carecen, desde luego, de tolerancia y no son capaces de aceptar ideas contrarias sin insultar. Deberían aprender a controvertir con argumentos y con decencia. Se amparan en el anonimato y se les podría aplicar la frase que dice que para escribir un anónimo es preciso ser un perfecto anónimo. Acusan al autor del texto comentado de insultar, cuando no está insultando sino contradiciendo; y, en medio de una sarta de palabras vulgares, a menudo censuradas por el periódico, aconsejan al autor que no insulte. ¡Así es la vida!
Andrés Hurtado García