Hace unos años la vía Guaymaral, que comunica a Chía con la autopista Norte, era utilizada por innumerables ciclistas porque los habitantes de Chía acostumbran a transportarse en bicicleta. Duele ver cómo en una vía huérfana de administración pública (que pertenece a Suba, que es una vía particular, que el IDU no puede hacer nada...) el progresivo aumento del tráfico de vehículos de motor fue arrinconando a los ciclistas. Hoy, los pocos ciclistas que persisten (y los peatones), incluidos muchos colegiales, arriesgan diariamente la vida cuando transitan por la vía Guaymaral. Esta carretera semirrural es una infame colección de huecos, desniveles, charcos y bordes de pasto sin podar, por donde no se puede ni caminar, ni correr, ni montar en bicicleta y prácticamente ni andar en carro. Es difícil entender que en las alcaldías de Peñalosa, a quien todos sabemos empeñado en promover el uso de la bicicleta, nadie haya volteado los ojos hacia una vía donde esa costumbre ya existía, y se dejó perder. Ojalá algún día se pudiera cumplir el sueño de la junta de acción comunal de hacer de esta una carretera con andenes y con una ciclorruta, arborizada, una vía que sirviera de ejemplo del uso de la bicicleta, meta que tanto se promueve en la ciudad de Bogotá.
Ana del Corral Londoño
Guaymaral
Compromiso con la sustitución de cultivos
Señor Director:
Con el proceso de paz ya hemos ganado mucho: han bajado los muertos, heridos, desplazados y secuestros por la guerra... Pero siguen el incremento de los cultivos ilegales y su consumo. Hay más de dos millones de desempleados y 1,5 millones de drogadictos. Para aclimatar la paz se deben erradicar los cultivos ilícitos e incrementar los que son lícitos para la soberanía alimentaria. Para esto se requiere del compromiso de los campesinos, reinsertados, excombatientes... todos nosotros los que sentimos dolor de patria por la situación actual y que esperamos un futuro mejor. Creo que no contamos con el Centro Democrático, porque ellos están interesados es en el fracaso de la paz como medio de sacar dividendos en las elecciones del 2018.
Fidel Vanegas Cantor
El río Bogotá y el problema sanitario
Señor Director:
Otra vez el río Bogotá fue tema editorial, el pasado jueves en este diario. Ahora, para denunciar algo que aterra: las vacas sabaneras beben aguas contaminadas frente a la indiferencia de hacendados, mayordomos y autoridades sanitarias, que tampoco impiden el riego peligroso de los cultivos ribereños de hortalizas para el consumo humano. El río Bogotá es historia y problema sanitario de actualidad. Hace años fue escenario de un trágico episodio cuando un “simpático utópico bogotano” desafió las canoas de remos y palanca, para navegar de Fontibón al Puente del Común, con el Queen Back, su pequeño barco, con poco éxito. En un invierno, este marinero de agua dulce y su transporte fueron arrastrados por la creciente.
Miguel Roberto Forero García
Bogotá
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