El talento no se pierde. Por eso, en medio de las dudas sobre si, realmente, podría volver a ser el de antes, Tiger Woods dio, en su segunda ronda competitiva después de 16 meses de ausencia del máximo circuito del golf, una ronda mágica, como las que solían asombrar hace unos años y lo hicieron llegar a lo más alto de la clasificación mundial.
Woods ya no es el niño de 4 años que sorprendió al mundo al disparar 48 golpes en 9 hoyos. Tampoco el muchacho de 21 que se puso por primera vez la chaqueta verde de campeón del Masters, el primero de sus 14 títulos de grand slam. Está a punto de cumplir 42 años. Todo es mucho más difícil ahora.
“El tiempo de recuperación para nosotros ahora no es lo mismo que cuando éramos jóvenes, sobre todo para golpear una pelota a 300 yardas (274 metros). Ya no puedo hacerlo (tan fácil) porque no tengo esa edad; requiere tiempo de preparación, sobre todo desde que me sometí a tres operaciones de rodilla y en la espalda”, reconoció Woods en la rueda de prensa previa al Hero World Challenge, el torneo que él mismo patrocina y donde juega luego de un retorno fallido en el Safeway Open hace dos meses. “Todavía no estoy listo para jugar en la PGA Tour. Mi salud es buena, me siento fuerte, pero mi juego es vulnerable”, dijo entonces.
Desde que ganó en una sola pierna, literalmente, su último Major, el US Open del 2008, la vida de Tiger ha estado marcada por las turbulencias. Tuvo que operarse una rodilla. Luego vino el escándalo sexual que le costó su matrimonio y que estalló en noviembre del 2009. Lo hizo retirarse temporalmente para tratar de enderezar su vida hogareña, sin éxito: terminó divorciándose de la sueca Elin Nordegren. Ese rompimiento no solo le afectó su vida sentimental sino sus finanzas, pues Nordegren se quedó con 75 millones de dólares.
Después, constantes problemas en la espalda lo obligaron a abandonar la actividad: un nervio se desplazó y eso le provocaba fuertes dolores. Se sometió a dos cirugías, una en marzo del 2014 y la otra en septiembre del año pasado.
“No fue fácil, me tomó mucho trabajo por uno o dos meses; me quedé atrapado en la cama, no podía hacer nada sin ayuda”, dijo Woods sobre ese tiempo en el que trató de recuperar la plenitud física.
La más reciente victoria de Woods en el PGA Tour fue en el Bridgestone Invitational, en abril del 2013. Desde el 2014 a la fecha, solo participó en 18 torneos oficiales, con un top 10, cuatro tops 25, 11 cortes superados y tres retiros antes de terminar los torneos. Del primer lugar en la clasificación mundial cayó a la casilla 898, en la que aparece esta semana.
Su primer día de competencia fue duro. Comenzó muy bien y remató muy mal: hizo cinco birdies en los ocho primeros hoyos. Luego, bogeys en el 9 y el 15, un nuevo birdie en el 11 y dos dobles bogeys en el 16 y el 18, para terminar con uno sobre el par. Ese remate despertó dudas sobre su estado. Pero el viernes sorprendió con una ronda sin errores, con siete birdies.
“No sé qué es jugar y competir, pero mantener las cartas limpias (de bogeys) es algo realmente especial, y eso se siente bastante bien”, declaró Woods tras la ronda del viernes.
Tiger aún no se considera en condiciones de pelear por el título. De hecho, este sábado quedó a 11 golpes del líder, el japonés Hideki Matsuyama, luego de una ronda de 70 golpes (–2), con un acumulado de 208 impactos (–8). Quiere volver a ser el de antes. ¿Lo logrará?
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