Chapecó comulgó este sábado en la emoción para despedir a sus futbolistas muertos en el trágico accidente aéreo cerca de Medellín, en el mismo estadio donde esta pequeña ciudad del sur de Brasil aprendió a soñar en grande.
Ante los 50 féretros recibidos con honores militares sonaron el himno nacional y el del Chapecoense, y fueron aplaudidos los nombres de cada una de las víctimas de la tragedia, leídos por altavoces en una mañana en la que nunca dejó de llover.
El obispo de Chapecó leyó un mensaje del papa Francisco que se dijo “consternado” por la tragedia que sumió en la desazón a esta ciudad de 200.000 habitantes, a todo Brasil y al mundo del deporte.
“Todos somos chapecoenses”, proclamó un directivo del club, rindiendo homenaje a los “guerreros” que iban en pos de la Copa Suramericana ante el Atlético Nacional de Medellín. Pero ese sueño no pudo ser.
Desde el principio de la ceremonia se respiró un aliento de agradecimiento hacia todos los colombianos, y especialmente al equipo local por el amparo ofrecido tras el fatídico accidente. El alcalde de Chapecó, Luciano Buligon, entró en el campo con una camiseta del actual campeón de la Copa Libertadores.
Buligon, quien acompañó en Medellín las labores de repatriación de las víctimas, aseguró que los brasileños “nunca olvidarán lo que Colombia hizo por el Chape”, como se conoce cariñosamente a este equipo del estado de Santa Catarina.
“Gracias a la solidaridad, la caridad y la fraternidad del pueblo; además, por su extrema competencia a la hora de trabajar por el ser humano, pudimos tener la dignidad de traer a nuestra tierra los cuerpos de las víctimas”, resaltó Buligon ante un estadio repleto de seguidores en el que se destacaron banderas colombianas y mensajes en pancartas en los que se leía “muchas gracias al pueblo colombiano”. El presidente interino del club brasileño, Iván Tozzo, agradeció a los “hermanos de Colombia” por “amparar” y “acoger” a los “guerreros”.
El presidente de Brasil, Michel Temer, también trasladó a su homólogo colombiano, Juan Manuel Santos, y a las autoridades locales su gratitud por el apoyo prestado durante y después de las labores de rescate.
Agradecimiento que se ratificó a través de un comunicado que le envío Temer a Santos. “Los brasileños estamos emocionados con las múltiples manifestaciones de solidaridad de los hinchas y jugadores del Atlético Nacional, de la gente de Medellín y de los colombianos en todo el país”, reza un aparte del comunicado.
“Los queríamos de vuelta, pero no así. El Chapecoense era una familia, los veíamos siempre, es horrible”, dijo entre lágrimas Juliana Deuner, una chapecoense de 35 años.
En el minuto de silencio final, la ruidosa ‘torcida’ joven, corazón de esta Arena Condá de los buenos tiempos, posó sus tambores en el césped.
El fuerte aguacero tampoco amilanó a decenas los ‘torcedores’ que acudieron al estadio. Las autoridades esperaban 100.000 personas, aunque la gran mayoría siguió el homenaje por las dos pantallas gigantes instaladas afuera, dado que en las tribunas solo caben 19.000. A las carpas metálicas instaladas en el césped del Arena Condá accedieron 2.000, entre familiares y allegados de los fallecidos.
En el estadio y sus inmediaciones, el sobrecogedor silencio previo a la ceremonia solo se rompía al grito de “campeones, campeones”, cuando las pantallas mostraban imágenes del cortejo que traía los 50 ataúdes con los cuerpos de 19 deportistas, de directivos del club y de periodistas brasileños. Un grito que surgía de gargantas anudadas, las mismas que aclamaron la imprevista epopeya del Chape.
“Veníamos a todos los partidos, lloviera o hiciera sol. Nuestro sueño por fin era real, estaba tan próximo que no hay explicación”, afirma con los ojos enrojecidos Rui Alonso Thomas, un mecánico que asistió al paso del cortejo junto a su hija de diez años, ambos con casacas verdes y empapados por el aguacero.
Por otra parte, el mundo del deporte multiplicó los homenajes. En España, el astro brasileño Neymar llegó al estadio del Barcelona, antes del clásico con el Real Madrid, llevando sobre su hombro izquierdo la camiseta verde del Chapecoense. En Londres, en el partido que se disputó este sábado entre el Chelsea y el Mánchester City, los jugadores ‘blues’ lucieron durante todo el partido una cinta negra pegada al brazo que decía “fuerza Chape”.
El Chapecoense fue fundado hace 43 años y hasta hace cinco se debatía en las últimas divisiones del fútbol brasileño.
La brutal interrupción de su espectacular ascenso deja ahora lugar a las dudas sobre su futuro. “Lo más duro será el primer partido que juguemos, cuando veamos que nuestro equipo ya no entra en el campo”, afirma Jacir Tolotti, un mecánico de 57 años. Un trauma que se anuncia difícil de procesar.
Título de la Copa vendría en camino
Según una publicación del diario ‘La Nación’, citando a una fuente anónima de la Conmebol, “el Atlético Chapecoense será declarado este lunes campeón de la Copa Suramericana”. Al respecto, EL TIEMPO le consultó a Ramón Jesurún, vicepresidente de la Conmebol, quien no confirmó la versión, pero sí advirtió que las directivas de la asociación mantendrán el lunes una reunión virtual.
AFP
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