El cuadro de desnutrición de Laura Sofía Parra, de 2 años, era evidente. Cuando ingresó al jardín infantil Las Delicias, en febrero del 2016, su mamá aseguró que había salido de una enfermedad, pero en los meses siguientes la situación se mantenía.
Entonces, había que actuar. A la niña se le hizo seguimiento semana a semana; peso y talla eran controlados para detectar cualquier cambio, mientras que a su madre se le daban recomendaciones para que aprendiera a alimentar mejor a su hija. El resultado: para el 28 de octubre, Laura había pasado de una desnutrición aguda severa a una situación adecuada para su edad. Su peso era de 11,4 kilogramos y su talla, de 85 centímetros.
Este es solo un ejemplo de lo que pretende hacer, de ahora en adelante, la Ruta Integral de Atención para la Primera Infancia (RIA), una estrategia creada por la actual administración. En pocas palabras, se trata de llevar a la realidad todo lo que, en algunos casos, se ha convertido en letra muerta: los derechos de los niños.
La idea es que más de 232.000 menores, de 0 a 5 años y once meses, que están en condiciones extremas de vulnerabilidad, sean atendidos por varias entidades del orden distrital y nacional; y, mejor aún, que antes de nacer a la madre se le haga un seguimiento durante toda su gestación que le garantice a ese niño un nacimiento sin problemas a través de controles prenatales y de nutrición. La meta, año por año, es así: 180.148 atendidos en el 2017, 199.907 en el 2018 y 232.687 en el 2019.
De esta forma, se podrá ir mejorando esa cruda radiografía de la infancia en Bogotá que mostraron programas como Bogotá, Cómo Vamos en infancia, ‘Monitoreo local del bienestar y las inequidades de la infancia urbana’. Allí se revelaron cifras tan preocupantes como que el 52 % de las muertes de niños en la ciudad, entre 0 y 14 años, se hubieran podido evitar en el 2015, por causas tan previsibles como un trastorno respiratorio o tan graves como un homicidio. Por cifras como estas, durante los próximos cuatro años, la administración del alcalde Enrique Peñalosa invertirá más de 3,1 billones de pesos para la primera infancia en Bogotá, de los cuales la Secretaría de Educación aportará $ 106.388’778.378 en sus componentes pedagógico, de movilidad escolar, infraestructura, dotaciones y alimentación. A todo esto se le suma el talento humano que apoyará la estrategia.
¿Cómo lo hará?
Atacar los problemas desde su raíz es la base de esta estrategia, y para ello ya se está gestando una base de datos que permitirá saber cuál es el estado de cada niño en Bogotá.
Se comenzará con los más vulnerables, pero la idea es que en el futuro todos los menores de edad aparezcan en esta relación y se acabe de una vez por todas con los problemas de subregistros, es decir, también es una forma de sanear el sistema para que este genere información pública, periódica y confiable de los perfiles de desarrollo que se promueven en la familia, los servicios y la ciudad. La primera muestra se hará en 110 colegios públicos y privados.
Después de la detección, las secretarías de Salud, Integración Social, Educación, Cultura, Recreación y Deporte y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), entre otras entidades, se encargarán de hacer que los derechos de esos niños sean garantizados. “Serán en total 28 atenciones, que van desde el derecho a un registro civil hasta su afiliación a un sistema de salud”, dijo María Consuelo Araújo, secretaria de Integración Social. Y agregó que antes solo se hablaba de 8 atenciones.
En resumen, se garantizará que cada niño, una vez nazca, cuente con registro civil, asista a los controles médicos y cumpla con el esquema de vacunación completo. También se promoverá la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses, acompañamiento a la madre en la etapa de posparto y orientación a los padres en temas de planificación familiar.
Para Araújo, el cambio es una revolución por cuanto, incluso, a los jóvenes se les tendrán que explicar aspectos tan fundamentales como lo que es un embarazo responsable, y ahí gran parte del reto lo tienen los colegios públicos de Bogotá.
“Nuestra obligación será orientar a los padres y madres de familia para que creen un vínculo con sus hijos. Eso es vital en la educación”, dijo, a su turno, María Victoria Angulo, secretaria de Educación. El papel de los maestros será clave en este reto. Ellos recibirán capacitación y formación en primera infancia, para que sepan reportar a tiempo cualquier situación.
Así será como la SED se podrá al tanto de problemáticas tan importantes como la prevención de la deserción escolar, el uso del tiempo libre, actividades pedagógicas, psicosociales, culturales, recreativas y deportivas. “La idea es poder disminuir factores de riesgo como la maternidad y la paternidad temprana, vinculación a actividades ilegales relacionadas con el sistema de responsabilidad penal adolescente, el trabajo infantil, entre otras”, dijo Angulo.
Ambas secretarías confirmaron la renovación de un convenio por medio del cual 593 maestras de la Secretaría de Educación que trabajan en jardines infantiles continuarán vinculadas en el 2017. A ellas se le suman 800 docentes más, que también prestarán apoyo en la educación inicial.
Plan piloto
La ruta ya es un hecho, pero su primera etapa se está llevando a cabo en las localidades de Ciudad Bolívar, Bosa, Suba, Los Mártires y Chapinero. Los cinco alcaldes se comprometieron a poner a funcionar esta herramienta. También se realiza un seguimiento de la calidad de 212 aulas escolares, 180 de transición y 32 de jardín en 26 colegios oficiales, en Kennedy, Engativá y Ciudad Bolívar.
La Ruta Integral contará con el apoyo estratégico del Gobierno Nacional y sectores privados, en armonía con la estrategia nacional De Cero a Siempre.
Educación preescolar
Uno de los temores que han expresado los críticos de la actual administración es la posibilidad de que el grado preescolar se elimine del esquema de educación. “Esa es una afirmación completamente falsa –dijo Angulo–. Los niños de 3, 4 y 5 años seguirán estudiando”. Y agregó que, por el contrario, se fortalecerá y se adecuará la oferta a las necesidades de los niños. De hecho, para 2017 hay una oferta de 17.781 cupos para prejardín, 25.314 para jardín y 51.605 para transición, para un total de 94.700 cupos. “Ya tenemos una alianza con el Ministerio de Educación y el ICBF en 26 colegios distritales que atienden a 5.300 niños de jardín y transición. A partir de los resultados de este proceso se fijarán los estándares para la atención integral de 37.500 niños para el 2017”, concluyó Angulo.
Los retos del sector, según Bogotá Cómo Vamos
1. Reducir muertes evitables
El 52 % de las muertes de los niños entre 0 y 14 años se hubieran evitado en el 2015 si se les hubiera realizado diagnósticos oportunos, vacunación, tratamiento de enfermedades, saneamiento ambiental y mejoras del entorno socioeconómico. Enfermedades derivadas de problemas respiratorios o que surgen en el periodo perinatal deben ser tratadas a tiempo. Solo en el año 2015, 892 niños menores de 1 año murieron.
2. Homicidios y accidentes de tránsito
Los accidentes en el transporte terrestre y agresiones que pueden terminar en homicidios son otra realidad que debe atenderse. Por otro lado, más del 60 % de las muertes en menores de un año en 2015 se concentró en 6 localidades: Kennedy (132), Suba (120), Ciudad Bolívar (96), Engativá (82), Bosa (76) y San Cristóbal (66). Estas deben reducir al menos a la mitad la brecha existente con el promedio de muertes en la ciudad.
3. Reducir mortalidad materna
En solo 3 localidades se concentró el 40 % de las muertes maternas en el 2015: Suba (6), Ciudad Bolívar (4), Usme (4). Las madres de Antonio Nariño (84,9) tienen más del doble de probabilidades de muerte que en el resto de la ciudad (35,2) . Solo la localidad de Antonio Nariño (84,9) sobrepasa el máximo indicador propuesto por los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para la tasa de mortalidad materna (70 por cada 100.000 nacidos vivos).
4. Violencia sexual
Durante el 2015 se denunciaron 3.924 casos de abuso sexual contra niños/as. Del total de casos, 83 % fue contra niñas (3.254). Kennedy fue la localidad con mayor ocurrencia de denuncias, con 588 casos, de los cuales 486 fueron contra niñas (82,65 %) y 102 contra hombres (17,34 %). La localidad con la tasa más alta, y por tanto con la mayor probabilidad de abusos contra la infancia, fue La Candelaria, con 3,56 víctimas por cada 1.000 niños.
BOGOTÁ