bicar a los desaparecidos de La Escombrera de la comuna 13 entre toneladas de basura será una tarea mucho más compleja que la búsqueda de los 43 normalistas de Ayotzinapa (México), a quienes les dispararon, arrojaron a un barranco de desechos y les prendieron fuego el 27 de septiembre de 2014.
Así lo aseguró Luis Avial Bell, quien llegó ayer desde España a la comuna 13 de Medellín para tratar de ubicar a víctimas de paramilitares y guerrillas urbanas. Él es investigador de Falcon High Tech, la empresa con mayor experiencia en Europa en la búsqueda de fosas clandestinas.
“Esta montaña me recuerda un poco a los normalistas mexicanos, un caso que asesoramos, pero diría que este terreno es más complicado por su magnitud. Encima de los cuerpos arrojaron mucho material año tras año”, dijo.
Avial y su equipo fue capaz de encontrar los restos de Miguel de Cervantes, un siglo después de la muerte del escritor; de localizar más de 100 fosas de desaparecidos de la Guerra Civil española y a otros muertos en Angola y Libia.
Aún así, el investigador aseguró que nunca había estado en un sitio tan complicado como el de la comuna 13, donde no existe un plano del terreno, no se sabe dónde hay suelo firme ni la cantidad de cúbicos de escombros.
Este jueves el experto inició un estudio geofísico riguroso con radares y perfiladores para saber qué hay debajo de todos esos escombros. Avial y su equipo de trabajo realizaron un perfilómetro– un instrumento idóneo para terrenos complicados– hicieron fotografías y termografía infrarrojas y trabajaron con un georradar, que según explicó, es un escáner que efectúa una radiografía del terreno.
El perfilómetro emite frecuencias constantes en el terreno. Sí identifica huesos, marca una señal, pero en este caso la tarea se complica porque la montaña es artificial, a lo que se le suma que los restos de las víctimas deben estar concentrados en un mismo sitio, uno detrás del otro.
Sin embargo, la Fiscalía cree que en La Escombrera no hay fosas grandes, fueron desapariciones continuas, pero aisladas, los paramilitares y guerrilleros arrojaron los cadáveres en varios sitios, eso complica todo.
“En otros países, esta labor de búsqueda ya la hubieran dejado, es difícil, costosa y lenta. Se necesitan muchos profesionales y miles y miles de horas de trabajo”, advirtió.
Las acciones se adelantarán con base a unos delineamientos de la Fiscalía, de acuerdo con investigaciones y testimonios de los familiares de las víctimas y de desmovilizados. “Con la tecnología se verifican esas señales, esos puntos que se marcaron previamente con investigaciones judiciales”, agregó el experto.
Los restos de La Escombrera pueden estar completamente destrozados, el reto de los forenses es identificarlos, a través de la prueba de ADN, que se coteja con familiares de los desaparecidos.
“La ventaja es que no han pasado tantos años y existe el ADN de los familiares, no han pasado 75 años como con las víctimas de la Guerra Civil”, concluyó.
El estudio, que concluirá la próxima semana, determinará si es viable o no que se continúe la búsqueda que tuvo una primera fase con tecnología colombiana, pero no fue positiva.
En el caso de México, el experto determinó que el terreno no era adecuado y no trabajó en él. Después de dos años, solo han identificado dos estudiantes.
DEICY JOAHANA PAREJA M.
Redactora de EL TIEMPO
MEDELLÍN