“La niña empezó a girar el artefacto (que semejaba una pelota). Lo intentó abrir y estuvo en eso por unos dos o tres minutos. Cuando se aburrió de él, lo lanzó contra la lancha y este explotó”, contó uno de los familiares de la menor de 6 años que murió víctima de la onda expansiva.
La menor hacía parte de la comunidad indígena embera que habita en la zona de Virudó, en el bajo Baudó, Chocó.
La Armada responsabilizó del hecho, que ocurrió el sábado pasado, a guerrilleros del frente Resistencia Cimarrón del Eln que delinquen en la zona, y asegura que fueron ellos quienes abandonaron el artefacto explosivo. La Armada formuló contra ellos la denuncia ante la Fiscalía por el uso de armas no convencionales para atentar contra la comunidad y los uniformados que patrullan la zona. (Lea además: Farc y Ejército reconocen errores en el sur de Bolívar)
Los allegados recuerdan a la víctima como “una niña muy inteligente, amable y alegre”, y describen aquel momento trágico como el peor de sus vidas.
La explosión también causó lesiones en la madre de la niña, quien aún permanece bajo atención médica en un centro asistencial de Quibdó.
Se informó que ese sábado, Isabel Kaicamo, madre de la niña, salió de compras en compañía de la menor de sus nueve hijos. El mayor de ellos ya tiene 27 años.
Los embera dicen que la mujer abordó su lancha y empezó su habitual recorrido, el mismo que hacía cada fin de semana, por toda la ribera del río Evarí con destino al corregimiento de Virudó. En el trayecto se tardó unos 20 minutos.
A las 10 a. m., después de haber comprado lo que necesitaban, volvieron a subir a la lancha, esta vez de regreso a su resguardo, una comunidad conformada por 16 familias.
En el camino, la madre de familia se orilló unos minutos en una playa muy conocida en la región y donde a la niña le gustaba jugar. Su madre cada vez que podía la complacía. Cuando descendieron, la pequeña corrió hacia un objeto que a lo lejos le llamó la atención, porque brillaba. Lo agarró y empezó a manipularlo.
Cuando lo lanzó, sonó el fuerte estruendo y se produjo el trágico final de la menor. En el acto, la señora Isabel Kaicamo sufrió varias heridas y un trauma en los oídos. “Pero su mayor afectación es psicológica”, le dijo a EL TIEMPO Nelson Bedoya, miembro del consejo comunal de Virudó.
Las honras fúnebres, a las que asistieron unas 800 personas, se cumplieron el domingo pasado en el cementerio de ese pequeño corregimiento.
Los compañeritos de estudio la recuerdan como la niña de cabello negro y largo que sujetaba con cintas de colores. La menor ya había pasado a tercer grado, con las mejores calificaciones. “La niña era bajita para su edad, pero su jovialidad la hacía sobresalir. Le encantaba bailar bachata y se inscribía en todas las actividades lúdicas del colegio”, agregó Bedoya, quien siempre ha mantenido una buena relación con los kaicamo.
El defensor del Pueblo, Carlos Alfonso Negret Mosquera, repudió este jueves el hecho de violencia e hizo un llamado enérgico a las autoridades “para que se desplieguen todos los planes y programas necesarios para prevenir la vulneración de los derechos de los niños, niñas y adolescentes que, como en el caso de la región del Baudó, están expuestos al accionar de grupos armados ilegales”.
Negret indicó que la Defensoría había advertido la presencia de estos artefactos explosivos y los riesgos que estos suponen para los niños, niñas y comunidades de la región, y que lo hizo por medio de diferentes informes de riesgo y notas de seguimiento.
En un comunicado, el Eln dijo no tener ninguna responsabilidad en el hecho. El ‘Cimarrón’ es el mismo frente que tiene secuestrado Odín Sánchez.
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