“Al paisa que viene aquí y pregunta por el Antioqueño, pues se le vende. Pero con la cantidad de gente que llega, para uno es muy difícil decirles a todos: ‘vea que ya llegó’. Los que lo ven y les gusta, lo piden”.
Según Juan de Jesús Niño, comerciante de una de las tiendas más reconocidas de bebidas –sobre todo alcohólicas– en la zona de rumba manizaleña de El Cable, la mayoría de gente ni siquiera se ha enterado de que los productos de la Fábrica de Licores de Antioquia (FLA) se consiguen en Caldas, de manera legal, desde el viernes pasado.
“Eso no es tan fácil. Por ahora, solo hemos vendido de a unidades”, explica detrás del mostrador de Zona Refrescante. Al fondo, en los anaqueles, el aguardiente Cristal de la Industria Licorera de Caldas (ILC) ocupa su lugar tradicional, pero con su nueva competencia al lado.
Comienza la pelea de ambos por conquistar el mercado contrario. Lo hace justo en una de las temporadas de mayor venta de licor. El diciembre que empieza este jueves y el comienzo de 2017 con Feria de Manizales y Carnaval del Diablo en Riosucio, Caldas, serán las pruebas de fuego para la apertura etílica entre ambos departamentos.
Desde que se anunció la posibilidad de un acuerdo entre la ILC y la FLA, este despertó miedos y críticas entre los distribuidores de la primera y algunos otros sectores, ante el riesgo de que el aguardiente Antioqueño y el ron Medellín desbanquen a los productos de la empresa más pequeña en su propia casa.
El argumento principal de los proteccionistas se basa en la caída de las ventas de la Licorera de Caldas en otros departamentos donde ha tenido que competir con la Fábrica, que lidera el sector de las bebidas alcohólicas diferentes a la cerveza a nivel nacional.
Pero la administración departamental y la empresa caldense han defendido la medida con el argumento de que es mucho más lo que se pueden ganar en Antioquia que lo que estaría en riesgo en sentido contrario. De hecho, la meta de ventas de la ILC en Antioquia para lo que resta de este año es de 1,2 millones de botellas y ya estaría asegurada cerca de la cuarta parte.
El mercado antioqueño es de 30 millones de unidades de ron y aguardiente al año. Son siete veces más de las que se venden en Caldas en ese mismo periodo (4,2 millones), por lo que el gerente de la Licorera, Luis Roberto Rivas, ha insistido en que la apertura es “una oportunidad” para que la empresa crezca.
La recordación del Ron Viejo de Caldas, por ejemplo, sería una de las cartas para conquistar el mercado antioqueño. Entre tanto, los acuerdos de precios y el patrocinio oficial de las fiestas son algunas de las cartas para defender las ventas en casa.
MANIZALES