Joe Biden conoce muy bien a Colombia. Ya desde sus años como senador por el estado de Delaware se había interesado por los asuntos del país y para muchos fue uno de los arquitectos de la estrategia antinarcóticos colomboestadounidense (el Plan Colombia) que hoy se cita como el catalizador de las negociaciones de paz con la guerrilla.
Desde la vicepresidencia, a donde llegó en el 2008, ha estado igualmente comprometido. Tanto que colaboró en el diseño de Paz Colombia, el plan de la administración del presidente Barack Obama para ayudar con la implementación de los acuerdos firmados con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc).
Ya en la recta final, Biden regresa al país para encabezar, junto con el presidente Juan Manuel Santos, el Consejo Asesor Estados Unidos y Colombia, una nueva iniciativa que busca acercar a la comunidad empresarial de ambos países y que se instala hoy en la noche en Cartagena.
En entrevista exclusiva con EL TIEMPO, el vicepresidente pide a los colombianos no renunciar a la paz y advierte que el éxito de lo firmado con las Farc dependerá, en buena parte, del compromiso de este sector.
Así mismo, Biden deja clara la preocupación que existe en su país por el aumento de los cultivos ilícitos y sostiene que es urgente diseñar una estrategia para combatirlos, pues de ello depende, en un futuro, el apoyo bipartidista en el Congreso de Estados Unidos.
¿Qué resultado espera de este primer Consejo Asesor Estados Unidos y Colombia y por qué es relevante?
Es para mí un honor estar una vez más de visita en Colombia como vicepresidente para inaugurar el Consejo Asesor Estados Unidos y Colombia, el cual reunirá a líderes empresariales de nuestros dos países.
Durante casi dos décadas he estado estrechamente comprometido en la construcción de la relación entre Colombia y los Estados Unidos, apoyando al pueblo colombiano cuando han tenido que tomar medidas difíciles, pero necesarias para defender sus instituciones democráticas y poner fin a uno de los conflictos más largos del mundo.
Los avances que han logrado en los últimos 16 años –con el firme apoyo de Estados Unidos– han transformado fundamentalmente la posición de Colombia en la región y en el mundo. Este Consejo Asesor representa un vínculo importante entre Colombia y Estados Unidos.
La nuestra es una relación viva, marcada por las conexiones familiares que compartimos, las amistades entre nuestros estudiantes que aprenden hombro a hombro y los negocios que generaron más de 30.000 millones de dólares en comercio bilateral, el año pasado.
Entre otras cosas, el Consejo Asesor ayudará a profundizar las relaciones comerciales existentes entre Colombia y Estados Unidos y abrirá nuevas oportunidades de inversión para fomentar un crecimiento amplio y una prosperidad compartida a lo largo del territorio colombiano.
Y quizás, más importante que nada, su función primordial será servirle de recurso a los colombianos a medida que construyen un mejor futuro, uno basado en la paz y la prosperidad.
Para que la paz tenga éxito, el sector privado tiene que asumir su responsabilidad y el Consejo Asesor ayudará a asegurar que esto suceda.
El Gobierno colombiano alcanzó un nuevo acuerdo con las Farc que incluye algunos de los cambios requeridos por la oposición. El Centro Democrático, líder del movimiento del ‘No’, ha rechazado de nuevo el acuerdo. ¿Qué ideas o consejos puede proporcionar sobre la situación actual?
Después de más de cinco décadas de un devastador conflicto y cuando tantos ciudadanos han perdido a sus seres queridos o se han visto forzados a abandonar sus hogares, es comprensible que existan opiniones encontradas.
Los desacuerdos y debates son esenciales para progresar en cualquier democracia, especialmente, sobre un asunto que afectará la vida de cada uno de los colombianos.
Pero no podemos renunciar a la paz. Ese es mi mejor consejo. No renuncien. Mantengan la fe.
Hace tan solo cinco años la paz parecía improbable, si no imposible. Así que elogio al pueblo colombiano y a los líderes de Colombia por el increíble coraje y fortaleza que ustedes han demostrado para llegar a este punto.
Y me impresionó la forma en que el presidente Santos respondió al voto en octubre (del plebiscito), luego de involucrarse directamente con los sectores que votaron ‘No’ y regresando a la mesa de negociaciones con las Farc, logrando así importantes mejoras en el acuerdo. Eso es crucial, porque para tener la mejor oportunidad de éxito, el acuerdo de paz necesita el mayor apoyo posible entre los colombianos.
Estados Unidos respeta completamente los procesos democráticos de Colombia y sus decisiones sobre cómo proceder, pero también sabemos que un acuerdo firmado no es el fin del difícil camino de Colombia hacia una paz duradera, es solo la siguiente fase.
La implementación será difícil y costosa. Tomará muchos años. Por esta razón, en este momento, nuestra administración está buscando más de 450 millones de dólares para apoyar este proceso. Esta asistencia respaldará los esfuerzos generales de Colombia para mejorar la seguridad, reintegrar a los excombatientes, combatir el flujo de narcóticos, ampliar las instituciones estatales en las áreas previamente controladas por las Farc y proveer justicia para las víctimas de la violencia.
Junto con Noruega, también estamos liderando un esfuerzo internacional para remover las minas antipersonas, un legado peligroso de este largo conflicto. De manera que las víctimas puedan regresar sanas y salvas a sus tierras y los niños colombianos puedan crecer sin temor.
Eso es lo que se necesita para revivir la paz en todo el país. Estados Unidos continuará estando al lado del pueblo colombiano mientras ustedes escriben su nuevo futuro.
Los cultivos de coca en Colombia se han duplicado en los últimos dos años. ¿Qué tanto le preocupa y qué tanta confianza tiene en que la estrategia diseñada en el acuerdo de paz funcionará?
La construcción de un enfoque efectivo contra la producción de drogas ilícitas y el narcotráfico ha sido por mucho tiempo un pilar fundamental del Plan Colombia. Actualmente, es el eje del éxito para el acuerdo de paz. Es esencial para preservar el apoyo internacional al Gobierno colombiano y la seguridad de su gente. Y será crítico para mantener el apoyo bipartidista a Colombia en el Congreso de los Estados Unidos. Es por eso que no podemos desestimar ni la importancia ni la dificultad de esta batalla.
Por más de dos décadas, con el apoyo de Estados Unidos, Colombia ha fortalecido con éxito sus instituciones estatales para enfrentar las amenazas transnacionales. Como resultado, se ha visto una reducción general en delitos graves. Pero como las redes de criminalidad evolucionan, así también debe evolucionar nuestra capacidad para erradicarlas. Y tenemos que ser honestos sobre este problema. La producción de coca ha incrementado dramáticamente en los últimos años.
Nos urge coordinar una estrategia que aborde la producción de coca, apunte a los canales de distribución y busque minimizar la demanda de drogas a través de programas de prevención e iniciativas de salud pública. Lo que quiero decirle al pueblo colombiano es esto: pueden contar con los Estados Unidos para continuar trabajando de la mano, como lo hemos hecho durante las últimas dos décadas, para seguir combatiendo a los traficantes y a las redes de crímenes transnacionales.
Ahora que se acerca el tramo final de este periodo de ocho años en la Casa Blanca, ¿cuál cree usted que será el legado en Latinoamérica?
Estoy tremendamente orgulloso del trabajo que esta administración ha hecho para renovar y fortalecer nuestra relación en toda Latinoamérica. El presidente Obama y yo reconocimos desde el principio que había mucha historia –y carga emocional– que daba forma a nuestra relación en la región.
Así que dejamos claro que no íbamos a estar atados a los errores del pasado o atrapados en ideologías anticuadas. Paramos de preguntarnos: ¿qué puede hacer Estados Unidos por la región? En su lugar, nos preguntamos: ¿qué podemos hacer con la región como verdaderos aliados?
Buscamos basar nuestra relación en el respeto mutuo y en asumir juntos la responsabilidad. Por ejemplo, restablecer las relaciones diplomáticas con Cuba les hizo más fácil a Estados Unidos y a países en toda Latinoamérica hablarnos entre nosotros y lograr resultados.
Al mismo tiempo, dejamos claro que esperamos que nuestros aliados en la región estén de nuestro lado en condenar los abusos contra los derechos humanos que desafían los valores democráticos fundamentales.
Por primera vez en la historia, es posible imaginar un hemisferio que está conformado por la clase media, demócrata y seguro, desde el extremo norte de Canadá hasta el extremo sur de Chile.
Aún no lo hemos logrado, pero está a nuestro alcance si continuamos trabajando juntos. Y, como lo he dicho durante muchos años, creo que una Colombia próspera y segura, una Colombia finalmente en paz, es la clave para alcanzar ese futuro para la región entera.
Así que creo que ese será nuestro legado en Latinoamérica y a través del hemisferio occidental.
Albergo la esperanza de que la siguiente administración continuará construyendo más alianzas con nuestros vecinos más cercanos, porque ninguna región en el mundo es más importante o tiene vínculos más estrechos con la seguridad y la prosperidad de Estados Unidos. Es de nuestro mayor interés ver a nuestro hemisferio alcanzar su máximo potencial.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
En Twitter: @sergom68
WASHINGTON