Este año hubo renovación en el bolsillo de los colombianos. Desde abril entraron en circulación los nuevos billetes de $100.000, $50.000, $20.000, $5.000 y $2.000 que rinden homenaje a Gabriel García Márquez, Débora Arango, José Asunción Silva y Carlos Lleras. Sin embargo, pocas han sido las manos por las que han pasado las nuevas caras. ¿Por qué su tímida aparición?
La impresora empezó a producir en abril pero su capacidad es limitada. Se espera que, para el final de 2016, 35 billetes sean de la nueva familia por cada 100 producidos. En 2017, el 87% del dinero en circulación corresponderá a los nuevos billetes. De la totalidad que el emisor entrega a las entidades financieras, solo el 35% es de la nueva familia, por lo que los usuarios reciben muy pocos.
Una de las barreras para que las personas se hagan a los billetes es que prácticamente ningún cajero electrónico los dispensa. Entidades financieras, como Bancolombia, dicen que la diferencia de tamaño entre las generaciones de billetes “imposibilita que se mezclen en los cajeros”.
El tema con los cajeros es así: por ahora se ajusta el tamaño de las gavetas internas que almacenan los billetes, pero debido a la baja cantidad impresa muy pocos han sido actualizados. Los fabricantes de cajeros NCR y Diebold Nixdorf advierten que será necesario esperar a que la familia de billetes salga completamente.
Después de que se empiece a distribuir el billete de $10.000 (el de Virginia Gutiérrez), los distribuidores actualizarán los sistemas de reconocimiento de los billetes. Por ahora entonces será necesario pagar con los billetes viejos que ya completan, en promedio, 18 años en circulación.
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LUISA GÓMEZ
Portafolio