Un escándalo de un supuesto tráfico de influencias en el Gobierno brasileño causó este viernes la sexta renuncia en seis meses en el gabinete del presidente Michel Temer, salpicó al mandatario y envalentonó a la oposición del Partido de los Trabajadores, que se plantea solicitar un juicio político en su contra.
La nueva crisis estalló con la dimisión del ministro de la Secretaría de Gobierno, Geddel Vieira Lima, un hombre de la mayor confianza de Temer y que ha sido acusado ante la Policía Federal por el exministro de Cultura Marcelo Calero de someterlo a presiones ilegales para resolver asuntos personales.
Según Calero, la presión apuntaba a que levantara el veto a la construcción de un edificio de 30 pisos en la ciudad de Salvador en el que Vieira Lima compró un apartamento sobre planos. El proyecto no fue autorizado por el Instituto de Patrimonio Histórico y Artístico Nacional (Iphan), que depende del Ministerio de Cultura, y Calero atribuyó a esas maniobras de Vieira Lima su propia dimisión, presentada el viernes de la semana pasada.
El exministro de Cultura llevó el asunto a la Policía Federal, a la que declaró que llegó a discutir el caso con el propio Temer y con el ministro de la Presidencia, Eliseu Padilha, de quienes dijo haber recibido una presión similar.
La Policía Federal confirmó que ha remitido a la Fiscalía General la declaración de Calero, a fin de que ese organismo decida si se debe iniciar una investigación formal sobre la actuación de Vieira Lima, pero no incluyó en el asunto ni a Temer ni a Padilha.
La crisis se agudizó después de que la prensa local informó que Calero grabó algunas de las conversaciones que tuvo sobre el caso con Vieira Lima, con Padilha y también con Temer, lo que llevó las sospechas al propio despacho presidencial.
El jueves, el portavoz del mandatario, Alexandre Parola, dijo que Temer admite haber conversado sobre el asunto con Calero, pero aseguró que lo hizo para intentar solucionar “divergencias” entre sus ministros y que solo pidió una “solución técnica” para el caso. Asimismo, Parola declaró que Temer había sido “sorprendido” por los “rumores” que afirmaban que el exministro había “grabado clandestinamente” su conversación con Temer.
Grabaciones sin valor
Fuentes vinculadas a la investigación confirmaron la existencia de la grabación, pero no su tenor, y han aclarado que no tendría “ningún valor jurídico”, pues no contaba con la autorización judicial, aunque según su contenido pudiera tener un “impacto político relevante”.
Ese impacto comenzó a tener forma concreta ayer con la decisión del opositor Partido de los Trabajadores (PT) de iniciar consultas jurídicas sobre la supuesta responsabilidad de Temer. “La renuncia del ministro Gedder Vieira confirma la gravedad de las acusaciones, que pudieran implicar al Presidente”, dijo el diputado Afonso Florence, jefe en la Cámara baja del PT, al que pertenece la exmandataria Dilma Rousseff, destituida en agosto pasado y sustituida por Temer.
“Es obvio que la renuncia de Vieira Lima es un movimiento del gobierno de Temer para estancar la sangría y contener el desgaste, pero confirma que el asunto es muy grave y que va más allá” del ahora exministro, consideró el diputado del PT.
EFE