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El tatuador que rompe con los estereotipos

Sergio Manrique combina sus dos pasiones todos los días: la administración y los tatuajes.

MANUELA POLO NAVAS
Los tatuajes son todavía para algunos un tema tabú, aunque en los últimos años esta percepción ha cambiado para distintas personas. En Bogotá existe un tatuador que rompe con los estereotipos que giran en torno a este oficio.
Sergio Manrique es un administrador de empresas especialista en gestión humana. Su trabajo, asesorando compañías en el área de talento humano, comienza a las 7 de la mañana y termina al mediodía. De ahí en adelante cambia su ‘chip’ para dedicarse a otra de sus pasiones: tatuar.
“Empecé por casualidad en el mundo del tatuaje; nunca pensé que iba a ser tatuador y ya llevo atrapado en este cuento 10 años”, cuenta Manrique.
Él siempre había tenido gusto por dibujar, pero cuando comenzó la universidad, dejó de hacerlo. Sin embargo, retomó esta actividad cuando quiso arreglarse un tatuaje que se había hecho cuando era adolescente.
“Mientras me hacían el trabajo empecé a preguntar de qué se trataba y a ver cómo se hacía. Gracias a eso surgió una amistad con uno de los tatuadores del local al que fui, quien me ayudó a redescubrir el dibujo y a involucrarme con los tatuajes”, explica Manrique.
Este tatuador se estrenó en este mundo como inversionista, pero su gusto por el dibujo lo llevó a combinar la Administración con su otra pasión, para la cual hasta el momento ha hecho empíricamente. Así, trabajó para otras personas y hace cuatro años tiene su propio local: ‘Lucky’s Tattoo’, (suerte en inglés), porque “somos unos suertudos” indica.
Manrique tiene su local en la carrera 5.ª con 57 en el barrio Chapinero Alto. El local es, como dice él, “único y de los más particulares que hay en el mundo”, pues funciona en una casa esquinera rosada de estilo francés. Él explica: “La casa y la arquitectura de este espacio siempre me han parecido muy bonitas. Un día se presentó la oportunidad y decidí tomarlo para empezar un proyecto por mi cuenta”.
Aunque el estilo de tatuajes en los que Sergio se especializa es el tradicional americano, es decir, que maneja líneas consistentes, colores sólidos y reducidos, así como un sombreado fuerte, en el local las tres personas que allí trabajan realizan todo tipo de trabajos.
“Acá hacemos de todo, desde letras chinas, hasta retratos, nueva escuela, tradicional americano y tradicional oriental. Pero lo más importante de nuestro trabajo es que amamos este oficio”, cuenta Manrique.
Por otro lado, Sergio afirma que ha tatuado a todo tipo de personas, incluso algunos famosos deportistas y reguetoneros de quienes no se sabe los nombres. “Le he hecho trabajos sobre todo a abogados, empresarios, presidentes y vicepresidentes de compañías y a compañeros de trabajo de las empresas donde he estado”, dice.
‘Se pueden portar tatuajes de manera reservada y elegante’
En el tiempo que lleva en este oficio ha vivido distintas anécdotas. Por ejemplo, ha tenido clientes que, por seguros que parecían, desistieron de tatuarse.
“Una señora fue a un local donde trabajaba y quería hacerse una rosita en una nalga. Este era su primer tatuaje y estaba asustada entonces, quería experimentar el dolor primero. Por eso, le dije que podía hacerle una línea sin tinta para que sintiera de qué se trataba. Lo hice y a los tres segundos salió corriendo y no volvió”, cuenta Manrique.
Para Sergio, los tatuajes ya no son un tabú. “Muchas de las personas que están tatuadas no lo muestran porque esto puede ser algo muy personal y no les interesa exhibirlos. El que tenga ganas de hacerse un tatuaje debería hacerlo, pues esto ya no es un paradigma ni una dificultad para conseguir trabajo. Se pueden portar tatuajes de manera reservada y hasta elegante sin que moleste a nadie”, dice.
MANUELA POLO NAVAS
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