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Más trampas en la base de datos del Sisbén

Depuración de registros del sistema continúa destapando los 'huecos' que aprovechan los avivatos.

JUSTICIA
La habitación más sobrepoblada de Colombia estaba, en papeles, en un municipio de Norte de Santander: 27 personas aparecían en los registros del Sisbén como residentes en esa pequeña pieza, y cuando un equipo encargado de detectar las trampas con las que se desangra el sistema de asistencia en el país llegaron a verificar la situación, se encontraron con una familia de seis miembros que, en efecto, vivía en la pobreza.
Los otros 21 la habían alquilado exclusivamente para la visita domiciliaria, y ahora todos ellos, además de los funcionarios que estuvieron a cargo de su proceso, se enfrentan a la posibilidad de una investigación penal por saquear la plata de los colombianos más pobres.
El caso, que ya está en manos de los organismos de control, es fiel reflejo de la trampa más común contra el Sisbén: el cambio de residencia, para mostrar mayor nivel de pobreza y lograr así beneficios que, incluso, pueden llegar a una vivienda subsidiada. Son cerca de 63.000 casos, casi el 20 por ciento del total de los detectados por el Departamento Nacional de Planeación, que lleva meses haciendo la tarea de detectar a los avivatos.
Y estos no solo están en Colombia. La DNP descubrió en Antioquia el caso de una mujer de 38 años que también recibió a los encuestadores en una humilde pieza y logró quedar en nivel dos del Sisbén.
(Le puede interesar: Las trampas más usadas para intentar engañar al Sisbén)
Un año y medio después, los verificadores volvieron al sitio y no la encontraron. Lo que pudieron establecer era que la mujer llevaba varios años viviendo en Estados Unidos y pensó que con el carné del Sisben podría tener acceso a una cirugía estética, que le fue negada por la entidad médica a la que asistió. De inmediato, decidió volver a Norteamérica. Otro de los casos sorprendentes del Sisbén se reportó desde un municipio de la costa Atlántica, donde una joven de 18 años reportó estar embarazada durante dos años seguidos. Eso dijo en la primera visita a su lugar de residencia y repitió la historia un año después.
Cuando le pidieron que explicara por qué había mentido, aseguró que buscaba entrar a una universidad pública y consideró que reportarse como madre gestante le aseguraría una matrícula más favorable.
Las trampas para acceder al programa Ser Pilo Paga, que han provocado ya varios escándalos en el último año, se cuentan también por centenares.
El Ministerio de Educación alertó al DNP de supuestas inconsistencias en la información de una joven que pretendía acceder a uno de los convenios universitarios del programa.
Sus papeles reportaban el más alto nivel de pobreza. El lío es que este puntaje tiene entre sus factores fundamentales la condición de analfabetismo, pero ella se estaba postulando para un cupo en la educación superior.
(Lea también: Colados del Sisbén agudizan crisis de la salud)
Hace un mes, Simón Gaviria, director de Planeación Nacional, reportó que al menos 135.000 personas cuyos ingresos están por encima de los 3,8 millones de pesos mensuales aparecen como beneficiarios del Sisbén aunque sus ingresos están por encima del promedio de los colombianos. En los registros del sistema aparecen también 161.000 personas fallecidas que representan un reto para el Estado por dos vías: bien porque alguien esté cobrando sus subsidios, o porque su aparición en las listas les quita el cupo a miles de personas que están en la fila.
La Fiscalía está trabajando para llevar a la cárcel a los tramposos, que hasta ahora estaban acostumbrados, como máximo, a que los sacaran de las listas cuando los descubrían. Y la mira está puesta, sobre todo, en los funcionarios públicos locales que o bien no hacen la tarea de verificar, o simplemente le hacen el juego a la corrupción.
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