Hace apenas tres años, cuando el grupo liderado por la actriz Alejandra Borrero decidió inventarse el festival ‘Ni con el pétalo de una rosa’, era evidente que las mujeres eran tratadas en Colombia como si no fueran la mitad de la población y con el mismo desprecio infame con el que de tanto en tanto se trata a las minorías. Por estos días, ese maltrato ha seguido siendo dolorosamente obvio, y no han parado de llegar noticias escalofriantes sobre hombres que ejercen violencia contra las mujeres –golpizas, torturas, ataques con ácido, asesinatos–, pero se ha vuelto todavía más preocupante que antes, porque ha sido claro que estamos lejos de conseguir que el machismo sea desterrado de esta sociedad.
No hay un titular hoy en los medios colombianos que sea más grave, ni más importante, ni más revelador, que este que sigue: ‘Una mujer fue violada, empalada y quemada en Buga, Valle del Cauca’. Por supuesto, quien cometió semejante horror no es más que un psicópata. Pero no cabe duda de que la sociedad colombiana está en mora de convertirse en un muro infranqueable entre las mujeres y aquellos que se permiten la violencia contra ellas. Y que una educación verdaderamente feminista, una educación humanista que repita hasta el cansancio que ellas no están solas en su batalla por una igualdad que tendría que habérseles reconocido hace mucho tiempo, es de vital importancia –podría decirse que de vida o muerte– a la luz de las estadísticas, de las noticias que siguen sorprendiéndonos día por día.
El festival ‘Ni con el pétalo de una rosa’, que este año visitará algunas de las localidades más problemáticas de esta ciudad, se ha vuelto parte –junto con las columnas feministas, las marchas por la igualdad, las denuncias en las redes sociales, los testimonios de las mujeres sometidas durante la guerra– de aquella educación sin titubeos que tanto ha estado haciendo falta aquí en Colombia. Las obras teatrales, los performances, los monólogos, los libros, los discursos: no sobra en este país nada que consiga que la violencia contra las mujeres dé asco y se vuelva impensable.
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