Si los bombardeos son especialmente violentos, nuestros suministros se agotarán en tres o cuatro días”.
La afirmación es de un profesional de la salud que trabaja en un hospítal que apoya la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) en Alepo, ciudad que ha sido objeto de bombardeos en las últimas semanas por parte del régimen sirio y Rusia, su aliado, que buscan acabar con los rebeldes que luchan contra el régimen de Bashar al Asad.
El médico de uno de los escasos hospitales operativos en la zona sitiada de Alepo explica que “hasta el lunes y desde hacía algunas semanas, la situación en el este de Alepo había sido de relativa tranquilidad, solamente rota con bombardeos esporádicos. Pero el martes los ataques experimentaron una escalada repentina, con más de un centenar de bombardeos y unas cifras aterradoras de heridos”.
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El médico aseguró que “en solo dos horas, entre la una y las tres de la tarde, llegaron al hospital 55 heridos. Tres personas fallecieron, se ingresaron a 13 heridos y al resto las enviamos de vuelta a casa”.
El médico relata que cuando suceden masacres y se produce un gran número de heridos, “dejamos de hacer todo lo que tenemos entre manos para concentrarnos en asistir a estos pacientes. Las operaciones que no son urgentes se posponen hasta que el bombardeo haya acabado o el cirujano tenga un momento para retomarlas. Cuando la situación está más tranquila, podemos realizar un seguimiento del estado de los pacientes durante más tiempo, pero en situaciones graves como la que tenemos ahora, tenemos que darles apenas una o dos horas después de haber sido operados”.
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“Los pacientes más vulnerables son los que presentan heridas en la cabeza y lesiones neurológicas. De ellos, entre el 70 y 80 por ciento termina falleciendo”, comenta.
Otro caso grave relatado por el médico es que hay muchas personas con heridas en las extremidades. “Desgraciadamente, en la mayoría de los casos no podemos hacer mucho por ellas y se termina optando por la amputación. Hay muy poco tiempo y muy pocos médicos, quirófanos y medicamentos. No tenemos muchas opciones”.
Y lo más peligroso de la labor médica es el riesgo de muerte que viven con frecuencia los trabajadores de la salud que ejercen su profesión en ciudades como Alepo, aquejadas por los ataques permanentes y sin previo aviso.
El pasado martes, un proyectil cayó a unos 20 metros del hospital donde trabaja el voluntario de MSF aunque él dice que no llegó a alcanzarlos. “En los últimos cinco meses, hemos sido blanco hasta en cinco ocasiones: una vez en junio, dos en julio y otras dos en septiembre. Cada vez que ocurre, nos vemos obligados a cerrar durante varios días para realizar reparaciones básicas y limpiar el lugar”.
“Francamente no se puede hacer mucho para prepararse ante bombardeos como estos. A principios del verano pasado empezamos a excavar bajo el hospital, pero cuando comenzó el asedio no pudimos conseguir materiales de construcción, así que tuvimos que detener los trabajos. También empezamos a construir un muro alrededor del hospital, pero tampoco hemos podido terminarlo”, asegura el médico.
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Nuestros generadores están muy lejos del hospital. Están ubicados en un subterráneo relativamente seguro, pero el combustible con el que funcionan está a punto de agotarse. Algunos medicamentos – como los necesarios para enfermedades crónicas– ya se han acabado. También están a punto de hacerlo algunos analgésicos y antibióticos”.
“A medida que la intensidad de los bombardeos aumenta gastamos los suministros médicos más rápido. Cuando recibes tantos heridos no puedes guardar los fármacos para emplearlos más tarde. Atender a los pacientes es nuestra primera prioridad y es más importante que cualquier otra cosa”, finaliza en su relato el médico.
Dos hospitales atacados
Desde el inicio del asedio a Alepo, los hospitales del este de la ciudad han sido dañados en 29 ataques.
MSF confirmó que el miércoles 16 de noviembre, dos hospitales de la zona sitiada del este de Alepo fueron golpeados por ataques aéreos, un día después de que los bombardeos se reanudaran en esta zona de la ciudad controlada por la oposición.
Los dos hospitales que fueron atacados el jueves eran un centro hospitalario pediátrico y un hospital especializado de cirugía. Según diversas informaciones, esa misma mañana el barrio fue golpeado en más de 50 ocasiones.
El hospital pediátrico afectado por el ataque es el único especializado en atención a menores en toda la zona sitiada. El personal del centro logró trasladar a los niños, incluidos bebés prematuros, desde las cunas e incubadoras hasta el sótano del edificio para ponerlos a salvo del bombardeo.
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Algunos centros médicos han sido alcanzados en varias oportunidades y, como resultado de los daños, se han visto obligados a cerrar. Los dos hospitales alcanzados en el último ataque son centros que reciben apoyo de MSF y de otras organizaciones.
Una labor con riesgos
Ocho hospitales tienen el apoyo de MSF. Médicos Sin Fronteras apoya ocho hospitales en el este de Alepo. De estos, solo siete permanecen actualmente en funcionamiento. Además, gestiona directamente seis centros médicos en todo el norte de Siria y apoya a más de 150 hospitales y centros de salud en todo el país, muchos de ellos en zonas asediadas. A pesar de las peticiones para el acceso a muchas áreas -incluido el oeste de Alepo-, MSF no ha recibido autorización por el gobierno de Damasco para trabajar en las zonas bajo su control.
EL TIEMPO