La elección de Donald Trump, este martes, completa una tripleta de votaciones que tuvieron en común haber concentrado la atención mundial, el palo en los resultados y, sobre todo, que las campañas enfocadas en invocar miedos o enemigos colectivos terminaron siendo tremendamente efectivas.
El 23 de junio pasado, el mundo se sorprendió cuando la mayoría de los ingleses votaron por apartarse de la Unión Europea , el mayor bloque comercial y político del mundo, un fenómeno también conocido como el 'Brexit'. Y el 2 de octubre, en otro resultado inesperado, poco más de la mitad de los colombianos que acudieron a las urnas le dijeron ‘No’ al plebiscito para refrendar los acuerdos de paz con las Farc.
En dos de esas tres votaciones –en EE. UU., aunque en casi todas ganaba Hillary Clinton, la diferencia con Trump estaba en el margen de error–, las encuestas se pifiaron.
Los politólogos dicen que en los tres episodios existió un fenómeno de ‘espiral de silencio’, una suerte de voto vergonzante que no admitía públicamente el sentido de su decisión (abandonar el proyecto común europeo, decirle no a la paz con las Farc o apoyar un candidato cuestionado por sus posiciones extremas y hasta racistas como Trump), pero que fue creciendo hasta ser mayoritario. Esto, aunque la mayoría de los grandes medios en los tres países, así como sectores de opinión y de la cultura, estuvieron jugados en contra.
Juan Carlos Ruiz, exdirector de la maestría de Estudios Políticos de la Universidad del Rosario, señala que un vaso comunicante entre las tres votaciones que sorprendieron al mundo es que los vencedores fueron capaces de apelar a las emociones básicas de muchos electores y crear ‘enemigos externos’ contra los cuales votar.
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En Gran Bretaña y Estados Unidos, ese enemigo se personalizó en el inmigrante que supuestamente se estaba quedando con los trabajos y oportunidades de los ciudadanos locales, y las campañas se enfocaron en reivindicar el nacionalismo.
En el caso del plebiscito, una falacia que se propagó era que los pensionados tendrían que poner plata de su mesada para pagarles a los guerrilleros desmovilizados. Ruiz dice que los casos de EE. UU. y el brexit recogen un sentimiento antiglobalización que puede impulsar otros proyectos ultranacionalistas, sobre todo en Francia, que va a presidenciales el próximo año.
Andrés Molano, también catedrático del Rosario, señala que aunque se puede hacer algún tipo de comparación entre las tres votaciones, sus causas no son comunes. Aun así, resalta que las campañas que ganaron aprovecharon el desgaste de las instituciones o la debilidad de los liderazgos políticos. “Trump es un candidato antiestablecimiento, hace una campaña en contra del establecimiento de su propio partido, es un outsider”, señala.
EL TIEMPO