Hace 30 años se construyó el último gran proyecto vial de Bogotá: la avenida Ciudad de Cali, que atraviesa el occidente entre las localidades de Bosa, en el sur, y Suba, en el norte.
Esta obra fue planeada desde los años setenta del siglo pasado, pero solo a mediados de los ochenta arrancaron los trabajos para levantarla.
En los últimos 20 años se debieron intervenir 3.464 kilómetros de malla vial de la ciudad. Hoy solo está ejecutado un 20 por ciento.
Esto quiere decir que la capital tiene un déficit de 2.772 kilómetros de vías, los cuales estarían aliviando hoy los problemas en movilidad que a diario deben soportar los bogotanos, como los trancones y embotellamientos.
En cuanto a troncales, el rezago es de 8.286 kilómetros según lo contemplado en los planes de ordenamiento territorial (POT) de los últimos años. Además, a la ciudad le hacen falta 1.038 kilómetros en arterias viales que se conecten a las grandes avenidas.
En el 2003 se planteó la construcción de 552 kilómetros de la Avenida Longitudinal de Occidente (ALO), un proyecto vial que ayudará a descongestionar la ciudad. Sin embargo, a la fecha no se ha levantado ni un solo tramo.
En ese mismo año estaba programada la ampliación de la calle 80. El Distrito tenía la tarea de construir 57 kilómetros más en esta troncal, pero tampoco se ejecutaron las obras correspondientes. (Además: No reparan vía en Bogotá en mal estado porque figura como privada)
Y la lista de proyectos no realizados continúa: hoy no contamos con los 52 kilómetros que necesita la avenida José Celestino Mutis, ni con los 48 de la avenida al Llano, ni los 36 de la avenida Ferrocarril ni la autopista Norte o los nueve de la avenida San José.
Con respecto a otras vías igualmente importantes para la movilidad de Bogotá, los planes se cumplieron a medias, como sucedió con la avenida Circunvalar, en donde se debieron desarrollar otros 251 kilómetros, pero solo están construidos 82.
En la avenida Boyacá ocurrió lo mismo: de los cerca de 200 kilómetros nuevos que se plantearon construir en esta vía, solo 82 son realidad.
A la fecha, la autopista Norte debería tener construidos 123 kilómetros adicionales, pero solo se ejecutaron 11. La historia se repite con la calle 13, la avenida Ferrocarril de Occidente y la calle 80, vías con muy pocas intervenciones.
La falta de tramos viales contrasta con el crecimiento del parque automotor en Bogotá, que ha venido en ascenso en los últimos años. Mientras no se realizan las obras necesarias, 1’400.000 vehículos particulares, más de 100.000 carros públicos, 15.000 automóviles oficiales y casi 500.000 motocicletas circulan hoy en día por las calles de la capital. (Además: Pico y placa volverá al norte, centro y sur de Bogotá)
En el más reciente inventario y diagnóstico de la malla vial hecho por el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), en el 2015, la entidad señala que de los 15.557 kilómetros de carriles que tiene la ciudad, el 35 por ciento (cerca de 5.445) está en mal estado, el 21 por ciento (3.267) es regular y 44 por ciento (6.845) se encuentra en buenas condiciones. Según el estudio, se requieren de 11 billones de pesos para repararla.
Aunque la actual Administración Distrital tapó cerca de 200.000 huecos en toda la ciudad durante los primeros 10 meses de este año, según el IDU, son muchas las vías que requieren intervención y rehabilitación.
Todo este rezago le genera grandes pérdidas a Bogotá, que se ven representadas en los mayores costos de operación de los vehículos, una disminución en la competitividad, una creciente destinación de recursos para la conservación vial, el aumento en los tiempos de viaje, una mayor emisión de gases contaminantes y, sobre todo, el calvario que representan para los bogotanos los trancones y embotellamientos de cada día.
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