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El libro de payasos para 'salir corriendo'

Esteban Cruz publica 'Vampiros, caníbales y payasos asesinos', una publicación de miedos humanos.

SANTIAGO CEMBRANO
Un literato que con una prosa cuidada describe cómo mató a una mujer; un payaso que seduce a sus víctimas, las asesina y disuelve sus cuerpos en ácido; marineros que en un naufragio terminan devorándose unos a otros, psicópatas que lucen como personas normales pero tienen la intención de beber sangre de bebés. Todos, personajes que transitan entre la magia negra y la muerte.
Estas y más imágenes escalofriantes componen Vampiros, caníbales y payasos asesinos, el nuevo libro de Esteban Cruz en el que el autor explora las figuras macabras más comunes que han atormentado a las sociedades occidentales modernas, como las que nombra en el título.
Tras explicar con una precisión casi ‘arqueológica’ el origen de cada figura, Cruz llega a una conclusión: estos seres reflejan nuestros miedos y deseos.
“Los monstruos siempre han existido en la historia de la humanidad, no son reales, pero los humanos crean monstruos para reflejar sus temores”, afirma.
La pregunta inicial de Cruz era qué había debajo de estos monstruos, de estas sombras sobre las que proyectamos nuestro inconsciente.
“No hay nadie totalmente bueno ni malo. Todos tenemos algo de perversión y de bondad. Todos hemos hecho daño y hemos hecho bien”, precisa el autor, nacido en Bogotá en 1979.
Las teorías antropológicas en este tema de autores como Marvin Harris, Claude Lévi-Strauss y James Frazer son importantes en el libro para que no sean solo historias sueltas sino que tengan sentido y explicación.
Asimismo, en su labor de docencia se encuentra gran parte de la investigación del libro: “Dicto una clase sobre asesinos en serie en la Universidad del Rosario. Durante cinco años estuve investigando distintos casos y así fueron saliendo las historias”.
Como buen antropólogo, Cruz se aleja de la idea de que las personas pueden ser violentas o malas por naturaleza. A lo largo del libro muestra que hasta los casos más absurdos de maldad y sevicia tienen explicaciones lógicas. “Si alguien licuó a un niño y se lo comió es porque tiene síndrome de Cotard: estaba convencido de que si no tomaba sangre se moría. ¿Él es malo o bueno?”.
Entonces, si no es maldad pura, ¿qué lleva a alguien a matar? Cruz expone que se puede matar por tres razones: las dos primeras, por aprendizaje cultural o por supervivencia, y para él no son tan interesantes.
Es en la tercera, en matar por placer, donde se encuentra el acertijo. “Es como una lotería maldita. Un pobre no nace asesino. Ni alguien maltratado. Ni alguien con predisposiciones psicópatas. Pero si mezclas todo, ya puede ser un asesino. Es una combinación de factores”, dice.
Sin embargo, no solo en condiciones de adversidad las personas pueden volverse asesinas. Es decir, los monstruos también pueden ser burgueses. Un caso ilustrativo de esto es el de Issei Sagawa, literato japonés.
Durante su infancia, Sagawa fue un gran estudiante y creció en un mundo privilegiado. Luego, mientras estudiaba en Francia, asesinó a la holandesa Renée Hartevelt y se comió sus restos poco a poco para absorber su energía, pues la joven era muy saludable y él no, según dijo.
Este libro, entonces, habla de los monstruos que explora y de la sociedad que los crea. Así, la maldad que nos repugna en los vampiros y caníbales no vendría a ser más que lo que aterra o fascina, pero está reprimido en el fondo del inconsciente.
Para Cruz, “cada uno de los personajes refleja nuestras pulsiones internas, y por eso nos atraen tanto. La maldad la proyectamos en personajes imaginarios que en el fondo somos nosotros mismos”, concluye.
SANTIAGO CEMBRANO
Escuela de periodismo ET
SANTIAGO CEMBRANO
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