El proceso de reestructuración financiera de la petrolera Pacific E&P, en el que se pagaron con acciones acreencias por más de 5.000 millones de dólares, no solo dejó a los antiguos principales socios con una participación irrisoria, sino que significó la pérdida de inversión para miles de personas que compraron títulos de la segunda productora de crudo en el país. (Lea también: Niegan a Pacific descongelar 50 millones de dólares en Colombia)
Con el acuerdo de reestructuración se estableció que por cada 100.000 acciones que tuviera un inversionista en la compañía, antes del proceso, pasará a recibir solamente una acción de la nueva empresa, y quienes tuvieran menos de esa cantidad no recibirán nada.
En un informe sobre los efectos del plan de salvamento, la petrolera les dice a los socios: “Si usted tiene menos de cien mil (100.000) acciones de la compañía, no recibirá a cambio nuevas acciones, con lo cual se extinguen efectivamente sus derechos. Por tanto, usted dejará de ser accionista de la compañía y sus acciones serán canceladas.
Tras una consulta de EL TIEMPO, la compañía precisó que en Colombia había registrados 7.644 accionistas que poseían menos de las 100.000 acciones, lo que indica que no recibirán nada a cambio.
No obstante, en la debacle financiera que implicó para la compañía la caída en los precios del petróleo y su alto endeudamiento, también los grandes inversionistas quedaron viendo un chispero, pues bajo los términos de intercambio del acuerdo de reestructuración, la mexicana Alfa y la firma O’Hara pasaron de tener cerca del 40 por ciento de la compañía a apenas una cuota conjunta del 0,002 por ciento.
Según fuentes consultadas, enteradas del proceso, tanto grandes como pequeños accionistas corrieron con la misma suerte, pues las alternativas que tenían los inversionistas eran realizar una multimillonaria capitalización para cumplir con las obligaciones, o ceder el control a los acreedores, como finalmente sucedió.
Tras la reestructuración, el fondo de capital Catalyst, que inyectó 500 millones de dólares en efectivo, pasó a tener el 25 por ciento de las acciones que quedaron en circulación, mientras que el resto de la propiedad accionaria quedó muy atomizada debido a que los nuevos dueños son tenedores de bonos y entidades financieras, principalmente, y el que más tiene posee el 3 por ciento de la empresa.
Nuevos aires
Contrario a lo que se dio a entender durante todo el proceso, al hacerse efectiva la reestructuración financiera de Pacific E&P se dio la salida de todos los miembros de la anterior junta directiva.
“Los señores Serafino Iacono, Miguel de la Campa, Ronald Pantin, Augusto López, Hernán Martínez, Dennis Mills, Francisco Solé y Mónica de Greiff han renunciado a la junta directiva, efectivo inmediatamente”, señaló la petrolera, mientras el presidente ejecutivo, Ronald Pantin, se retirará de su cargo el 30 de noviembre.
Mientras se define el reemplazo de Pantin, para lo cual se acudirá a una firma cazatalentos, personas al tanto del proceso indicaron que no era viable que dicha junta directiva se mantuviera, pues “nadie iba a invertir este dinero para que continuaran en sus cargos”.
De acuerdo con las fuentes, ahora Pacific E&P, cuyo balance es sólido, tendrá una apuesta de largo plazo, y uno de sus primeros pasos será recuperar su imagen ante la opinión pública colombiana.
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