Hace ya una semana Colombia rompió todos los registros mundiales en materia de incautación de cocaína. Se llegó a las 300 toneladas del alcaloide, y ya una semana después la cifra iba en 306 toneladas, 50 toneladas más que en todo el año pasado.
De entrada, el golpe representa una pérdida monumental para los narcos: esa droga, puesta en las calles de los Estados Unidos o en las ciudades europeas, valía unos 6.000 millones de dólares, según las cuentas de las autoridades colombianas.
Desde el año 2007 en el país han sido descubiertas más de 1.900 toneladas. De acuerdo con Naciones Unidas, uno de cada tres kilos de coca incautados en el mundo cae en Colombia, que de lejos es la nación que más contribuye a golpear la parte más alta de la cadena del narcotráfico.
De las 306 toneladas de cocaína incautadas en este 2016, 141 han sido descubiertas por la Armada Nacional en operaciones de interdicción marítima en las que suele haber colaboración de Estados Unidos y Gran Bretaña.
“Esto obedece al intercambio de información de inteligencia en tiempo real con países con los que tenemos acuerdos de interdicción, como Panamá, Honduras, Costa Rica, México y los países del Caribe, con los que unimos esfuerzos para adelantar estás operaciones”, dice el almirante Leonardo Santamaría, comandante de la Armada.
La mayor parte de esa droga estaba a bordo de lanchas rápidas que estaban en el viaje o se aprestaban para buscar aguas internacionales, usualmente hacia Centroamérica, pero también hubo descubrimientos importantes de droga en los famosos ‘submarinos de la mafia’. La otra mitad de la droga incautada ha caído en acciones de la Policía en casi todo el país. En un solo golpe, en mayo de este año, Antinarcóticos les quitó a ‘los Úsuga’ 9.370 kilos de droga que estaban listos para ser despachados fuera del país desde el Urabá antioqueño.
Además de la mayor efectividad de las operaciones de interdicción, reconocida tanto en Colombia como en el exterior, se esconde un enorme desafío: el de la disparada en la producción de la cocaína, resultado directo del crecimiento desbordado en los cultivos ilícitos.
A una mayor cantidad de materia prima, además, se suma el alto valor del dólar, lo que maximiza las ganancias de los narcos que sacan la droga hacia el exterior. “Esa es una mercancía ilegal de exportación y la devaluación del peso de los dos últimos años explica la mayor rentabilidad de la actividad de exportación de la coca”, dice Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac).
Restrepo coincide en que la estrategia de golpear la etapa final de la cadena del narcotráfico es más efectivo que concentrarse en los cultivadores.
Pero, siendo esto así, es un tema crítico reducir las áreas sembradas. “Hay que seguir erradicando porque eso no se puede dejar de hacer, pero sin lugar a dudas las operaciones de interdicción –ubicar y destruir laboratorios, incautar las sustancias químicas, incautar base de coca y cocaína, y capturar a los grandes narcos– es lo que permite afectar la cadena del narcotráfico”, asegura el general José Ángel Mendoza, director de la Policía Antinarcóticos.
Con las 96.000 hectáreas sembradas de coca que fueron detectadas por Naciones Unidas el año pasado, el potencial de producción se estimó en 646 toneladas (por cada hectárea se obtienen 6,8 kilos de cocaína). Como la incautación del año pasado quedó en 253 toneladas, eso significa que tan solo con la producción del 2015 (la mafia maneja bodegas con ‘excedentes’ de años anteriores), los narcos habrían sacado al mercado casi 400.000 kilos de droga. De esa cifra, según los cálculos oficiales, al menos 80 toneladas se habrían quedado para alimentar las ‘ollas’ del microtráfico en las principales ciudades del país.
Lo que señalan las investigaciones es que el 80 por ciento de la producción de droga se destina a la exportación, pero por factores como el creciente mercado interno y la misma efectividad de las autoridades a la hora de detectar droga lista para ser enviada al exterior los narcos están dejando una porción cada vez mayor en el país.
El director de Antinarcóticos puntualizó que a corto plazo se verán resultados positivos si se concretan los acuerdos de La Habana, ya que las Farc, que son el grupo armado que protege las áreas de cultivo ilegal, dejarían de ser un obstáculo para la erradicación manual.
Narcos llevan base de coca a América Central
Además de la interdicción de los cargamentos de droga, otra prioridad de las autoridades antinarcóticos es ubicar y destruir los grandes laboratorios donde los narcos refinan la base de coca y la convierten en cristal de coca.
Este año han sido desmanteladas 105 de esas estructuras, con potencial de producción de cocaína de entre dos y cinco toneladas del alcaloide al mes.
Algunos de ellos, según la Policía, requieren de inversiones de hasta 700 millones de pesos en plena selva. Su destrucción implica un golpe clave a la cadena de la producción, por lo que ubicarlos y destruirlos es ahora un punto alto en la agenda antinarcóticos.
También se ha intensificado la incautación de precursores químicos, en especial el permanganato de potasio, que es la base del procesamiento. Informes de inteligencia señalan que ante la presión los narcos están enviando la pasta de coca para que la procesen en Centroamérica.
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