En medio de la crisis económica y social más aguda que atraviesa la Venezuela de los últimos años, el presidente Nicolás Maduro tuvo este miércoles un lance de optimismo y anunció la “llegada de la Navidad”.
Además de inaugurar un programa de televisión que dirigirá semanalmente, al que llamó La hora de la salsa –donde no sólo habla del género musical sino que lo baila–, la noche del martes ordenó el tradicional encendido de la cruz del Ávila, un monumento en la principal montaña de Caracas cuyas luces se prenden el primer domingo de adviento. (Lea también: Gobierno y oposición en Venezuela se dan compás de espera)
Pero el simbólico adelanto, plagado además de elogios a la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) por su participación en la mesa de diálogo e incluso un saludo a su “amigo” ‘Chúo’ Torrealba” (secretario general de la coalición opositora), fue empañado por el propio mandatario al calificar como “terrorista” al partido Voluntad Popular, por no participar en la mesa de diálogo y amenazar con cárcel al coordinador del mismo y diputado Freddy Guevara.
“Es un cobarde, él cree que la inmunidad parlamentaria lo puede salvar de un ‘carcelazo’ (...). No, aquí no hay inmunidad para cuando se trata de ataques o anuncios terroristas contra la vida de la República. Cuando digo una cosa, la cumplo; no me tiembla el pulso para cumplirla, terrorista”. Acto seguido recordó: “Respetando el ánimo del diálogo, en sana paz, ommmmm”, dijo emulando una meditación. De este modo dio a la coalición opositora la oportunidad de oro para reagruparse luego de que esta suspendió “momentáneamente” el juicio político al presidente Maduro y la marcha hacia el Palacio de Miraflores, levantando críticas y angustia en buena parte de sus seguidores.
Lo que es con uno...
“Maduro, si te metes con un miembro de la Unidad te metes con todos. No podrás dividir a la Unidad venezolana”, ripostó Torrealba, quien más tarde, junto con líderes de la MUD que participan en la mesa de diálogo, como Henry Ramos Allup y Freddy Guevara y María Corina Machado, que no participan, ofrecieron declaración conjunta para espantar los rumores de fractura. (Además: Maduro celebró suspensión de marcha opositora en Venezuela)
De nuevo, la MUD pidió a la oposición un voto de confianza luego de la suspensión de la agenda de protestas, asegurando que “pronto” habrá noticias importantes.
El gobernador Henrique Capriles aseguró que el 11 de noviembre será un “día decisivo” para la mesa de diálogo y advirtió de antemano que, de no concretarse una solución electoral para la crisis política, se retomarán las protestas.
Una vez más justificó la decisión de la MUD de congelar momentáneamente la presión de calle: “El Papa pidió a través de su enviado que esperemos unas horas (...). No creo que el Papa sea ingenuo”, dijo en un programa de televisión.
La arremetida verbal del presidente Maduro contra el partido Voluntad Popular fue rechazada por la esposa de López, Lilian Tintori, quien también denunció que desde el viernes pasado no ha podido comunicarse con él, pues sus custodios en la cárcel de Ramo Verde no han dejado ingresar a miembro alguno de su familia ni a sus abogados.(Además: En Venezuela quedan 111 presos políticos)
Al respecto, Capriles prometió a la familia de López que el líder de Voluntad Popular no pasará otro año tras las rejas, señalando que la actual lucha de la oposición espera, entre otros resultados concretos del diálogo con el Gobierno, la liberación de los 109 presos políticos que quedan y una solución electoral en el corto plazo: o el rescate del referéndum revocatorio o elecciones generales el primer trimestre de 2017.
Pero hay quien piensa que la oposición le brindó a Maduro un enorme tanque de oxígeno.
VALENTINA LARES MARTIZ
Caracas
Corresponsal de EL TIEMPO