Hasta hace unos días, Andrés Vélez Franco se desplazaba en una camioneta Chevrolet Tahoe de la Fiscalía General con placas DOE 213. Vivía en un exclusivo hotel ‘boutique’ y era escoltado por agentes del CTI.
Aunque tiene dos condenas, por estafa y por lavarle dinero al bloque Centauros de las Autodefensas, viaja en primera clase a Las Vegas y negocia carros Mercedes, Jaguar y clásicos.
Vélez, de 53 años, gozaba de esos privilegios porque era considerado testigo clave dentro de la investigación contra el poderoso textilero de origen israelí Alberto Aroch, por contrabando y nexos con ‘paras’.
Incluso, durante la administración de Eduardo Montealegre se anunció que obtendría un principio de oportunidad, a pesar de que lo acusan de falso testigo contra los políticos Nancy Patricia Gutiérrez y Luis Alfredo Ramos.
Pero Vélez acaba de quedarse sin camioneta, sin escoltas y sin beneficios judiciales. EL TIEMPO estableció que ahora lo investigan por estafa y falso testimonio contra un político, e incluso evalúan si le imputan cargos.
Y varias denuncias en su contra por estafa dejaron al descubierto una conducta de Vélez que ha afectado a alumnos de prestigiosos colegios capitalinos como el Gimnasio Moderno, el Gimnasio Femenino y el Anglo Colombiano.
Padres de familia le dijeron a este diario que en el último año el exparamilitar contactó a sus hijos para ofrecerles terapias para combatir sus supuestos líos con las drogas y el alcohol.
“Parece un señor bien. Viste ropa de marca, vive en un hotel lujoso, su inglés es perfecto y aparentaba tener buenas intenciones para ayudar a los muchachos. Pero me enteré de la calaña de tipo que es”, dice una de las madres, quien pidió mantener su nombre en reserva para proteger a su hijo, menor de edad.
En una de las denuncias que reposan en la Fiscalía se narra que Vélez organizó un paseo al condominio El Peñón con 17 jóvenes, amigos de allegados a él.
Allí, aseguran, compró una garrafa de aguardiente y, a su regreso, Vélez les mostró a algunos padres videos y fotos de la fiesta y les dijo que estaba muy preocupado por sus hijos.
|
El rehabilitador
Contó que él era exadicto, que quería ayudarlos y les empezó a pedir plata para organizar charlas y terapias con los médicos que supuestamente lo ayudaron a superar su dependencia.
Incluso, ofreció traer al país a un ‘dream team’ de terapeutas del South Miami Hospital y del Mount Sinai, de Miami.
Cobró por un retiro en Villa de Leyva con esos expertos, por hacerles exámenes de orina a los niños para detectar rastros de droga y por reunirlos con exadictos para que les contaran sus experiencias.
“Los expertos no llegaron, no supimos sus nombres ni de contratos. De las 90 sesiones programadas, hizo tres. Y canceló dos retiros”, recuerda el padre un joven que le transfirió 8.000 dólares a la cuenta de la esposa de Vélez, de los cual hay un recibo.
EL TIEMPO también habló con uno de los terapeutas, y este dijo que asistió a dos talleres, pero no cobró.
“Me di cuenta de que los padres ya le habían pagado y me extrañó (...). Ese señor juega con el dolor de las personas”, dijo el terapeuta.
En al menos uno de los colegios afectados, sus directivas pidieron a los padres retirar a sus hijos de las terapias de Vélez.
“Identifica madres solas, con adolescentes vulnerables. Este tipo de personas generan un poco de susto”, explicó un profesor de uno de los colegios afectados.
En su defensa, Vélez les dijo a los padres que el paro camionero y un infarto le impidieron organizar los retiros y que les iba a devolver la plata. Pero no fue así.
También dice que todo lo que ha confesado, en calidad de testigo, es verdad. Incluso, ha amenazado con denunciar por calumnia a quienes lo refutan.
Pero a Vélez le figuran más señalamientos. Paola Niño, ejecutiva de una agencia de viajes, le dijo a la Fiscalía que le sacó cinco pasajes a Las Vegas en primera clase que no terminó de pagar.
Raúl Solórzano, dueño de un conocido concesionario de autos, también lo denunció. Su caso se relaciona con el canje de una camioneta Ford Edge y una moto BMW por un Jaguar XK, que Vélez hizo con el empresario de Cali Asnoraldo Escandón.
EL TIEMPO intentó localizar a Vélez, incluso con allegados. Pero no respondió. Los denunciantes tampoco contestaron los mensajes dejados.
¿Testigo profesional?
La lista de los salpicados por Andrés Vélez es amplia. Ha denunciado, por nexos con ‘paras’, al exgobernador del Meta Edilberto Castro, al textilero Alberto Aroch y a la excongresista Rocío Arias. También figura en los expedientes cerrados a favor de la gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, y de la excongresista Nancy Patricia Gutiérrez; y en el caso, aún pendiente, contra el exgobernador de Antioquia Luis Alfredo Ramos.
Aunque su testimonio ha sido clave en decisiones tomadas por la Corte Suprema en ‘parapolítica’, EL TIEMPO conoció que la Fiscalía lo va a imputar por falso testimonio. En marzo pasado, ya perdió el principio de oportunidad en el caso Aroch, porque se consideró precaria la información que entregó.
UNIDAD INVESTIGATIVA
u.investigativa@eltiempo.com