A 11 días de las elecciones presidenciales y con un panorama que se veía más bien despejado a su favor, la candidata demócrata, Hillary Clinton, recibió el viernes una bomba que podría ponerla en aprietos: el FBI analiza nueva evidencia por el uso de un servidor privado para manejar su correo electrónico cuando era secretaria de Estado.
En una carta dirigida al Congreso, el director del FBI, James Carney, dijo que están hurgando en nuevos correos electrónicos recién descubiertos que justificarían su decisión y que podría, o no, dar lugar a abrir una investigación.
“En conexión con un caso no relacionado, el FBI ha conocido de la existencia de correos que parecen pertinentes a esa investigación. Les escribo para informarles que fui puesto al tanto ayer por mi equipo de investigadores y he aceptado que el Buró dé los pasos apropiados que permitan a los investigadores revisar esos correos para determinar si contienen información clasificada y determinar la importancia de ellos en nuestra investigación”, dice Carney en la carta.
Desde marzo pasado, cuando se conoció que Hillary había usado un servidor privado para manejar sus comunicaciones cuando fue secretaria de Estado (entre 2009 y 2013) el tema de los correos se ha convertido en un dolor de cabeza que por momentos ha puesto en jaque su candidatura.
Las leyes de EE. UU. exigen que los funcionarios públicos utilicen servidores del Estado para evitar filtraciones y ejercer un control posterior. En particular, esto se aplica a información clasificada que se quiere proteger. Clinton alega que cuando llegó al Departamento de Estado siguió utilizando su email privado en simultánea que el oficial, pues era más conveniente y porque los celulares de la época no dejaban mantener dos cuentas al tiempo, como sucede ahora.
Otra ley exige que todos los correos que lleguen al correo privado de un funcionario y estén relacionados con su trabajo sean reenviados al servidor de la institución para mantener una copia. Pero esa ley es del 2014, cuando Clinton ya no estaba en la institución.
Tras una investigación inicial hace tres meses, el FBI dijo que si bien las acciones de Clinton fueron “irresponsables” no había encontrado una conducta criminal y recomendó no abrir un proceso judicial.
Clinton admitió su error e insistió en que nunca utilizó su correo personal para trasmitir o recibir información clasificada, lo cual sería un delito.
Aunque para muchos se trata de un tema inflado ya que otros secretarios de Estado y funcionarios han usado sus cuentas personales en el pasado para un fin semejante, los críticos de Clinton lo han usado para cuestionar su trasparencia.
Si bien sus abogados entregaron al FBI más de 55.000 correos electrónicos, en realidad no es claro si existen otros o si estos fueron destruidos para entorpecer las investigaciones.
Su rival, el republicano Donald Trump, ha usado este tema para golpear a Clinton, a quien llama la “torcida” y ha sugerido que debería estar en la cárcel. Y ayer pidió “no dejar que su entramado criminal llegue a la oficina oval”.
Es difícil saber el efecto de esta noticia en la campaña presidencial. Carney no indicó cuánto tiempo se tardará en llegar a una conclusión. Pero nadie cree que sea antes de las elecciones. Además, millones de estadounidenses ya depositaron su voto en anticipo de las elecciones y antes de conocer este desarrollo.
Posible efecto en los votantes
La noticia podría hacer cambiar de parecer a algunos republicanos que han dicho que no votarían por Trump y generar un efecto entre personas independientes, que aún no han tomado su decisión.
De acuerdo con el último promedio de encuestas de Real Clear Politics, Clinton aventaja a Trump por 4,4 puntos porcentuales. Pero esa ventaja se ha ido reduciendo en los últimos días y podría cerrarse más cuando se facture la decisión del FBI.
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SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
WASHINGTON.