El tren de pasajeros apareció de nuevo como el enlace inevitable si Barranquilla, con el apoyo de sus dos capitales vecinas, quiere, de verdad, volverse un actor internacional a la altura de las grandes metrópolis.
“Mientras las tres estén aisladas y jugando su propio juego, serán tres ciudades medias de un país como Colombia en un continente como Latinoamérica, pero si alcanzan a planearse como una sola metrópolis, ya pueden posicionarse como vuelos directos desde Frankfurt, París o Nueva York”, aseguró el consultor del Banco Mundial, Pedro Ortiz.
Lo hizo en desarrollo del foro ‘Vías, aerópolis y tren, detonantes de la Barranquilla metropolitana competitiva’, organizado por la Corporación Empresarial del Oriente del Atlántico (CEO) y que tuvo lugar ayer en el hotel Barranquilla Plaza. Ortiz lo hizo desde su experiencia en su natal Madrid.
Porque esa es la clave: entender de una vez por todas que cuando hay ciudades tan cercanas las unas a la otras, con pocos kilómetros de por medio, lo que se tiene es una metrópolis con sus núcleos urbanos unidos de manera económica y social, y eso solo se alcanza a través de un sistema transporte colectivo que integre las tres ciudades en una sola metrópolis de 4,2 millones de habitantes.
Ese tren vale 3 billones de dólares, pero la rentabilidad es enorme. Según el argumento de Ortiz, cuando se duplica el tamaño de una metrópolis –que sería en la práctica lo que ocurría con la unión de las tres capitales– se incrementa en un 15 por ciento el PIB de manera automática porque mientras más grandes es una ciudad, más productiva es.
En cifras concretas, el PIB de las tres ciudades, que es de unos 42 billones de dólares, se incrementaría en 6 billones al año, y el tren vale 3 billones, con lo que el tren estaría amortizado en 6 meses. Y con ese tren, Cartagena quedaría a 30 minutos de Barranquilla, y Santa Marta, a 25 minutos.
“Eso está claro. El problema de si el tren es necesario ya está resuelto hace 10 años. El problema es cómo financiarlo en una economía media como la de Colombia, cuya renta per cápita es de unos 10 mil dólares, y no de 40.000 o de 50.000 de las economías desarrolladas. En eso deberían concentrarse las autoridades”, sostuvo.
Debería ser una financiación combinada con el apoyo del sector privado, porque quien se beneficia de ese incremento del PIB es el sector privado.
Pero no solo se trata de voluntad política la de sacar adelante el tren, sino la de poner en funcionamiento una inteligencia colectiva.
“Hay ciudades que tienen inteligencia colectiva y otras. Medellín la tiene, pero Bogotá no; Barcelona la tiene, y Madrid no. La pregunta es: ¿Barranquilla, Cartagena y Santa Marta pueden alcanzar a tener inteligencia colectiva? Creo que sí, pero no sé el camino ni el tiempo”, dijo.
Para el director de Planeación Nacional, Simón Gaviria, la integración va a ocurrir, por lo que deben pensarse en qué proyectos se deben acometer pensando, en el caso de Barranquilla, que esta ciudad tiene influencia real sobre 16 municipios, entre ellos, los más cercanos del Magdalena y Bolívar.
“Barranquilla les presta servicios ecosistémicos a todos los municipios que la rodean”, dijo Gaviria, por lo que no solo es el tren integrador, sino la integración del transporte intermunicipal para que las personas se transporten de un lado a otro, en poco tiempo y con un solo tiquete.
Dijo que desde las instancias de Gobierno se está trabajando en reducir los costos de logística porque no se trata solo de las carreteras que están siendo acometidas, sino de los tiempos de cargue y descargue y los servicios de las varias entidades de papeleo que en el futuro podrían ser una sola.
“Barranquilla juega un papel de gran trascendencia en la logística nacional, y debe convertirse en el gran nodo logístico de Colombia. La gran inversión en infraestructura que se está haciendo (1,3 billones en vías de cuarta generación y 310 mil millones de pesos en infraestructura vial en el periodo 2015-2108), no debe quedar solo para hacer turismo. Si no bajan los costos, no habremos logrado nada con esa inversión”, sostuvo Gaviria.
JAVIER FRANCO ALTAMAR
Redacción ADN
BARRANQUILLA