Real Madrid ha oficializado este miércoles la ampliación del contrato del internacional español Lucas Vázquez, que queda vinculado al club hasta el 30 de junio de 2021.
De esta forma se amplía una campaña más la vinculación del jugador gallego, formado en la cantera blanca y que tras estar cedido en el Espanyol la campaña 2014-15 se anunció su vuelta al club del Santiago Bernabéu el 2 de julio de 2015.
Lucas Vázquez, que comparecerá este jueves ante los medios informativos en el estadio madridista, no goza de la titularidad habitual debido a que esta condición la tienen los componentes de la BBC.
No obstante, siempre que el jugador de Curtis ha saltado al campo ha rendido a plenitud y se ha ganado el cariño incondicional de la afición, así como los elogios de los dos técnicos que ha tenido hasta ahora en esta etapa como madridista, Rafa Benítez y Zinedine Zidane.
Tras ganar la Liga de Campeones en Milán -fue el primero en lanzar en la tanda de penaltis ante el Atlético de Madrid-, incluso se ganó su inclusión en la convocatoria de Vicente del Bosque para la disputa de la Eurocopa 2016 de Francia, y, pese a no disponer de todos los minutos que deseara, ha continuado entrando en los planes del nuevo seleccionador, Julen Lopetegui.
Ha destacado por su capacidad de desborde por su banda, su profundidad y asistencias a sus compañeros, e incluso esta campaña hasta Zidane le ha utilizado con éxito más centrado en la medular en un par de ocasiones.
Pero también sobresale por su trabajo para el equipo, para el bloque, en labores de contención en ayuda de la defensa. En la Liga ha participado en todos los partidos esta temporada, aunque tan solo en uno fue titular, y en la Liga de Campeones en dos y marcó una espectacular diana ante el Legia Varsovia en el último.
La pasada campaña jugó 25 encuentros de Liga, en los que marcó cuatro dianas y repartió ocho asistencias, y siete en la Liga de Campeones. A parte del título conseguido en Milán, tiene en su palmarés la Supercopa de Europa que ganó, como titular, ante el Sevilla en Trondheim.
EFE