A papá le gustaba contar historias de dinosaurios, en sus hojas volábamos. Así comienza 'Los dinosaurios', de la colombiana Ana María Díaz, quien escribió este libro infantil inspirado en los abuelos que no conoció, pero que terminó por llamar la atención de los adultos.
“Se identifican con esta historia porque a los adultos nadie los consuela ante una pérdida, les permite desahogarse. Pensé en una historia sobre el ciclo de la vida y los lectores la tomaron cómo una forma de explicar la muerte”, comentaba esta joven de 22 años durante el lanzamiento, en la Feria del Libro Internacional del Libro de Cali, de 'Los dinosaurios' y 'La playa', la idea que concibió a los 17 años, producto de una tarea escolar.
“Llegué a la escritura por accidente. Me dieron una fotografía de unas piedras para que escribiera un cuento, me fui entonces al parque del colegio y le pregunté a los niños que veían ahí. Una niña, que en mi cuento se llama Camila, me dijo: Obvio, piedras para jugar y hacer castillos. Así nació 'La playa'”, contó.
Está convencida de que el formato del cuento infantil llama a la lectura.
“Puede que ustedes compren una novela y jamás la lean, con estos libros de 20 páginas pasa lo contrario, se los leen”, dijo la joven escritora, mientras insistía ante el auditorio en la necesidad de crear el hábito de la lectura.
Su primer acercamiento con las letras fue en transición, cuando la profesora les mostró un gato y les preguntó qué era. La respuesta; una gota de tigre; después les mostró un tigre y volvió a preguntarles qué era: Un aguacero de gatos. Era el Preguntario, de Jairo Aníbal Niño.
Recordaba que apenas llegó a la casa le pidió a su mamá que se lo comprara.
El segundo libro que pidió fue 'Conjuros y sortilegios', de su autora preferida, Irene Vasco. Había un conjuro para hacerse invisible y no ir a la escuela. Después llegaría Harry Potter y los libros de Julio Cortázar, Jorge Luis Borges y Gabriel García Márquez, así como la decisión de estudiar literatura.
“La lectura es un hábito adquirido, léanles cinco minutos diarios, para que la lectura se vuelva algo cotidiano, algo de todos los días”, les aconsejó a los padres de familia y no saben qué libro compra, confiar siempre en el librero. Y para quienes piensan en dedicarse a la escritura, les recomendó crear un blog, para perder el miedo; dejar que otras personas lean sus textos y arriesgarse a mandar sus escritos a las editoriales.
Dijo que seguirá en la exploración del formato infantil, de la mano de los grandes ilustradores del país.
“Cumple con mi propósito de promover la lectura'”, dijo. Por eso aplaude la entrega del Nobel de Literatura a Bob Dylan.
“Gracias a Bob Dylan se abre la posibilidad de que este formato sea considerado literario. El revuelo por esa noticia ayuda a estos formatos nuevos, amplía los límites. Promoverá la lectura en una sociedad donde cada vez es más difícil que lean”, dijo.
CALI