La confianza inversionista tiene un rol protagónico y esencial en la consolidación de esta Colombia más grande, que se nos abre con la suma de territorios que durante cinco décadas estuvieron aislados de toda posibilidad de desarrollo, zonas que gozan de riquezas naturales y cuentan con un alto potencial agroindustrial y turístico.
Vivimos tiempos complejos, pero llenos de oportunidades. La comunidad internacional se ha mantenido fiel al propósito de paz de todos los colombianos, como lo ratificó el Premio Nobel otorgado al presidente Santos, un voto de confianza y un reconocimiento para todo el país, en especial para las víctimas.
Es el momento de Colombia. Estamos más cerca que nunca de alcanzar la paz, de dejar a un lado el desgaste del conflicto para enfocar todos nuestros esfuerzos y recursos en lograr los objetivos de desarrollo y consolidarnos como un país de rentas medias-altas.
Para ello debemos trabajar unidos, para ser más competitivos en temas tan trascendentales como la tasa impositiva y seguir consolidando la seguridad jurídica.
Gobierno, empresa y sociedad civil estamos llamados a hacer equipo para impulsar el desarrollo de las regiones históricamente afectadas, que tienen un gran potencial y, sobre todo, muchas necesidades. Es el caso de Chocó, Cauca, Putumayo, Caquetá, Guaviare, Vaupés, Meta, Vichada y Arauca, entre otros departamentos que abren sus puertas para la llegada de nuevas apuestas productivas.
En momentos mucho más complejos que el que estamos viviendo, el país logró crecer como destino de inversión, aumentando más de cinco veces la recepción de proyectos en sectores no mineros. De modo que hay muchos motivos para mantener el optimismo. Otro dato que certifica la evolución de la confianza internacional en Colombia es que entre el 2010 y el 2015 iniciaron operaciones 722 multinacionales, generando negocios por cerca de 25.500 millones de dólares, con la consecuente generación de empleo y transferencia de conocimiento.
A junio del 2016, la IED registró 8.354 millones de dólares, lo que representa un incremento del 16,31 por ciento frente a igual periodo del 2015. El 85 por ciento correspondió a sectores distintos a la minería y el petróleo, una cifra importante en el propósito de migrar de los commodities a un aparato productivo basado en el valor agregado y la innovación.
Colombia es uno de los 25 receptores de mayor inversión extranjera en el mundo y la segunda economía de Latinoamérica con la mejor proyección de crecimiento, según el último informe del Fondo Monetario Internacional.
En este momento debemos concentrar los esfuerzos en identificar inversionistas de largo aliento, que impulsen el desarrollo, que respondan a las necesidades y vocación productiva de cada región, para potenciar a la vez su oferta exportable y turística.
Esta inversión extranjera ayudará a la creación de empleos de calidad, a promover programas de inclusión social y a preparar las regiones para generar encadenamientos productivos y alianzas estratégicas para el fortalecimiento de la industria nacional.
Estamos convencidos de que el país está dando pasos decisivos hacia un mayor crecimiento. Con políticas de internacionalización clara, y un norte fijado en la competitividad y transformación productiva, vamos a mostrarle al mundo esa Colombia más grande, territorio de paz y de oportunidades.
Felipe Jaramillo
* Presidente de ProColombia
@FelipeJaramill0