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Abecé del proceso de paz que se iniciará con el Eln

Pasado y presente de la negociación que comienza en Quito el próximo 3 de noviembre.

JUSTICIA
El 3 de noviembre, en Quito, se instalará una mesa de negociación de paz que el país lleva esperando hace meses: la del gobierno de Juan Manuel Santos con el Ejército de Liberación Nacional (Eln).
Previa liberación de al menos dos secuestrados –entre ellos el excongresista Odín Sánchez– que están en manos de esa guerrilla, arrancará oficialmente una negociación que podría poner fuera del ajedrez de la guerra a unos 2.000 hombres y mujeres (entre combatientes y milicianos). En los últimos cuatro años, cuando la negociación de paz con las Farc llevó a la firma del Acuerdo Final, que ahora está en el limbo por el triunfo del ‘No’, el Eln se ha convertido en el actor armado ilegal más activo en el país.
Hace un año, al día siguiente de las elecciones regionales, el Eln asesinó en límites entre Arauca y Boyacá a 11 militares y un policía que regresaban de cuidar los comicios en la sierra nevada del Cocuy. Y en todos los meses posteriores no han dejado de acosar a la Fuerza Pública ni de recurrir a secuestros y extorsiones en contra de la población civil.
Tampoco cejaron en el uso de su arma más recurrente: atacar oleoductos. El año pasado lo hicieron 18 veces, y este año la cuenta va en nueve. El Eln ha atacado 1.317 veces el oleoducto Caño Limón-Coveñas, lo que ha arrojado a selvas, ríos y cañadas 151 millones de barriles de petróleo.
Pero con las Farc ya montadas en el tren de la paz, el Eln está más presionado que nunca. El camino de enfrentarse en solitario a toda la capacidad de fuego del Estado (que tradicionalmente se ha concentrado más en las Farc) no parece tener mucho futuro.
No obstante, la guerrilla de ‘Gabino’ enfrenta el reto de romper el escepticismo de un país que en los últimos quince años ha visto varias veces a los ‘elenos’ dejar servida la mesa de la paz.
Diferencias en el proceso con el Eln
La negociación con el Eln será más rápida que con las Farc, entre otras razones porque al gobierno de Santos le quedan apenas dos años de mandato. Con las Farc ya van casi 6 años de diálogo.
El proceso con el Eln tendrá que tomar algunos de los puntos del acuerdo logrado con las Farc.
“No veo qué puede negociar el Eln diferente a lo que ya negociaron las Farc”, aseguró Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis del Conflicto (Cerac).
Por razones de tiempo y circunstancias, es casi seguro que el proceso con el Eln no será sometido a refrendación. De eso ya se habla en el Gobierno.
¿Cuál es la agenda?
Gobierno y Eln ya definieron una agenda de negociación de seis puntos: participación de la sociedad civil, ‘democracia para la paz’, ‘transformaciones para la paz’, ‘víctimas’, ‘fin del conflicto’ e implementación.
Se definió priorizar “gestos y dinámicas humanitarias” para que las regiones golpeadas por el conflicto sientan cuanto antes el beneficio de los diálogos.
Alejo Vargas, catedrático de la Universidad Nacional y quien en anteriores oportunidades ha trabajado en la paz con el Eln, dice que hay puntos del acuerdo con las Farc que sin duda deberían retormarse como base para la negociación con el Eln, como los que tienen que ver con víctimas, justicia y con el fin de la guerra.
(Consulte aquí el documento completo con la agenda del proceso)
¿Qué se negociará?
Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), advierte que el Eln se decidió tarde por apostarle a la paz y, en ese sentido, se tendrá que acomodar a la realidad del acuerdo con las Farc. “Salvo algún tipo de discusión sobre consultas y participación de comunidades en proyectos de desarrollo, es poco lo que esa guerrilla puede pretender discutir que sea diferente a la agenda ya definida en La Habana”, asegura.
En ese sentido, dice Restrepo, la renegociación del acuerdo con las Farc en temas como justicia y participación en política definirá la esencia del modelo que, inexorablemente, se aplicará también con los ‘elenos’.
¿Qué ha pasado con los intentos de paz anteriores?
Como las Farc, el Eln completa 52 años de guerra. El primer intento de paz con esa guerrilla se dio en el gobierno de Belisario Betancur, que logró que algunos de los frentes se adhirieran al cese del fuego que ya se había acordado con las Farc en 1983. También hubo acercamientos en el gobierno Gaviria, en Tlaxcala y Caracas, y luego intentos de humanizar la guerra a través de reuniones con la sociedad civil como la de Maguncia (Alemania). Uno de los compromisos, por ejemplo, fue la renuncia al secuestro de civiles. Todos terminaron en letra muerta.
En el gobierno de Andrés Pastrana se anunció el inicio oficial de diálogos en el sur de Bolívar, con despeje incluido, pero la oposición de las comunidades presionadas por los grupos paramilitares llevó al traste ese esfuerzo pocos meses antes de que las negociaciones de Pastrana con las Farc en el Caguán también terminaran en fracaso.
Y en los gobiernos de Álvaro Uribe hubo un intenso contacto con el Eln que llevó a la salida temporal de ‘Felipe Torres’ y ‘Francisco Galán’ de prisión para servir como gestores de paz. Primero en Cuba y luego en Caracas, se llegó a un escenario de prenegociación que, de nuevo, no terminó en nada. En ese momento se denunció que las Farc estaban torpedeando los contactos.
Históricamente, el carácter federado del Eln ha sido un obstáculo para lograr el arranque de las negociaciones.
¿Por qué es clave que los ‘elenos’ también lleguen a un acuerdo?
Esta semana, al anunciar el arranque formal del proceso con el Eln, el presidente Juan Manuel Santos habló de la posibilidad de que el país tenga “una paz completa”. Esto porque aunque desde mediados de los 90 la fuerza de guerra del Eln viene en franca caída –sobre todo por la arremetida paramilitar que lo sacó a sangre y fuego de zonas históricas como el sur de Bolívar, el Magdalena Medio y el Catatumbo–, esa guerrilla conserva capacidad de daño, especialmente en departamentos como Arauca, Cauca y Nariño.
El coronel (r) John Marulanda, experto en temas de seguridad, advierte que un riesgo en el proceso es que mientras en la negociación con las Farc había una clara unidad de mando, en el Eln esto es mucho más discutible: “El Comando Central (Coce) enfrenta el poder de ‘Pablito’, jefe de Arauca que maneja el 70 por ciento de hombres en armas y la parte económica”.
Al respecto hay señales positivas porque los tres secuestrados liberados de las últimas semanas estaban en manos de la gente de ‘Pablito’, que está establecido en Venezuela desde hace varios años, como el resto de los comandantes ‘elenos’.
Si al final el Eln le camina a la paz, dicen los analistas, se reducirá el riesgo de rebrotes violentos en las zonas de las que saldrían las Farc si la renegociación llega a buen puerto. Las alarmas están puestas sobre Cauca, Nariño, el bajo Cauca y el Catatumbo.
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