Un estudio concluyó que el uso de anticonceptivos hormonales orales en mujeres puede ocasionar depresión, y las adolescentes son las más vulnerables.
La investigación –divulgada el 28 de septiembre la revista Journal of the American Medical Association (JAMA), en su versión electrónica- fue liderada por los médicos Charlotte Wessel, Lina Steinrud y Lars Vedel, vinculados a la Universidad de Copenhague (Dinamarca).
Aunque ya existía evidencia clínica sobre la influencia de los anticonceptivos hormonales en el humor de algunas mujeres, la publicación determinó que la asociación entre estos dos elementos no era suficiente para determinar los efectos de estos medicamentos. El objetivo del estudio se centró en investigar si después de un tiempo, las mujeres que se sometían al tratamiento eran diagnosticadas con depresión.
La población que se tuvo en cuenta para determinar esto fue un registro danés de más de un millón de mujeres y adolescentes, que vivieron entre el 2000 y 2013 en Dinamarca. Sus edades oscilan entre los 15 y los 34 años y no presentaban antecedentes depresivos o algún diagnóstico psiquiátrico previo.
Los datos fueron recolectados entre el primero de enero de 1995 y 31 de diciembre de 2013, y analizados desde enero de 2015 hasta el primero de abril de 2016.
En ese lapso de tiempo, el 55 por ciento de las participantes usaron recientemente anticonceptivos hormonales. De ellas hubo 133.178 prescripciones de antidepresivos y 23.077 diagnósticos iniciales de depresión.
Además, los resultados indicaron que dependiendo del tipo de anticonceptivos hormonal el riesgo podría variar. Por ejemplo: los anticonceptivos orales combinados tuvieron un riesgo relativo (RR) de 1,2, en un Intervalo de Confianza (IC) del 95 por ciento (1,22 – 1,25) y los anticonceptivos orales a base de progestágeno presentaron un riesgo relativo de 1,3 en un IC del 95por ciento (1,27-1,40).
El estudio concluyó que el uso de anticonceptivos hormonales, especialmente entre las adolescentes, estaba asociado a la derivación de uso de antidepresivos y un primer diagnóstico de depresión.
REDACCIÓN SALUD