Tuvieron que pasar tres años para que la Catedral Primada volviera a estar amenizada por el órgano construido por Aquilino Amezua en 1891.
El 2 de junio, el Ministerio de Cultura, el Fondo Nacional de Turismo (Fontur) y la Arquidiócesis de Bogotá entregaron el instrumento, que por afectaciones del paso del tiempo tuvo que ser restaurado.
Este órgano es considerado un instrumento de viento, pues cuenta con 4.000 flautas que asemejan los sonidos provenientes de escuelas musicales de países como España, Francia y Alemania. El de la catedral es uno de los más grandes de Latinoamérica. (Lea también: La Catedral Primada de Bogotá reestrena su órgano)
Para apreciar su música, el segundo domingo de cada mes el organista valluno y titular de la catedral, Jorge García, interpreta las melodías creadas por compositores como Bach, Mozart y diferentes maestros que han creado piezas artísticas para este instrumento. “Al tocarlo uno piensa como si fuera un flautista o un trompetista”, afirma Jorge García.
El órgano de la catedral fue construido en Barcelona, en los talleres del famoso organista Aquilino Amezua, y fue un encargo de monseñor Ignacio Velasco, quien deseaba, en 1891, armonizar las eucaristías.
Al estar listo el instrumento, que pesa alrededor de 20 toneladas, fue enviado a Colombia en barco, tomando la ruta España-Barranquilla, pasando por el río Magdalena, para finalmente llegar a Bogotá, a lomo de mula.
Al respecto, el ingeniero mecánico y experto en construcción de órganos Juan David comenta que “por problemas de tramitomanía, en ese mismo año el órgano no pudo musicalizar la iglesia. Por lo que se tuvo que trasladar la fecha de inauguración para el año siguiente, 1892”.
Según el párroco de la catedral, Álvaro Vidales, para esa fecha el órgano se encontraba donde actualmente está la capilla de Nuestra Señora del Topo (dentro de la catedral) y por una restauración que se le hizo al templo, se trasladó al coro alto, lugar en donde se encuentra actualmente.
Durante sus 125 años, el órgano ha tenido tres restauraciones diferentes. Lo afectó la humedad, las flautas no abrían sus compuertas y el sonido emitido no era el mismo de sus inicios.
De los mantenimientos de los que se tiene registro, se sabe que el organero Óscar Binder se encargó de la restauración en 1968. Para ello se instaló un sistema que permitía el manejo del órgano a través de un módulo, controlando el instrumento desde un punto diferente en la iglesia, y no era necesario que el músico estuviera cerca de este.
El último lo realizó Gerhard Grenzing S. A., empresa que gastó tres años en repararlo y alrededor de 2.500 millones de pesos, entregados por el Ministerio de Cultura, la Arquidiócesis y Fontur.
Los bogotanos pueden asistir a los conciertos gratuitos en la catedral una vez al mes. “Soy el organero titular y siento que tocar el órgano es algo complicado y celestial. No es uno el que se luce, es el instrumento”, explica Jorge García, quien realiza las presentaciones.
La catedral cuenta actualmente con tres músicos colombianos encargados del órgano. “Esto incentiva la cultura musical de la iglesia”, indicaron.
Dos mil quinientos millones de pesos fue la inversión para la restauración del órgano de la catedral, hecha por Gerhard Grenzing S. A.
BOGOTÁ