Ahora resulta que, como en el plebiscito, ‘la culpa’ fue que llovió en la costa y el agua apagó el calor e hizo un barrizal de la cancha. ¡No fregués! Con esas salieron el técnico Pékerman y los jugadores de Colombia. Tampoco y tanto.
Eso es tan simplista como reducir el fútbol a las actuaciones individuales cuando se gana o se pierde. Esa es una salida fácil, el análisis simplista. Sí: es claro que Óscar Murillo perdió la marca de ‘Cebolla’ en el 1-1 y ‘peló bola’ como en el potrero contra Súarez en el 1-2. Sí: es evidente que Ospina se comió el cabezazo de ‘Cebolla’.
Y reducir el 2-2 de ayer entre Colombia y Uruguay a las decisiones arbitrales es igual de facilista: que la falta de Díaz para el 1-1 no fue (creo que no fue falta, ¿y?) y que no pitó una mano en el área de Godín (¡juro que fue penalti!)... ¡Pero así es el juego! ¡Por eso no fue el empate! ¡A eso se está expuesto!
Por como se dio el partido, el empate no fue bueno... ¡Es muy bueno! Según el capítulo primero de la aritmética clasificatoria, la cuenta se cumplió con cuatro puntos en la fecha doble, contando la victoria sobre Paraguay.
Lástima grande, eso sí, no haber cobrado la moñona de Asunción. Solo fue media... Ayer se perdieron dos puntos en Barranquilla, es verdad. Como lo dijo el técnico Pékerman: “Este era un partido que queríamos ganar”. Pero, el golpe de realidad es que el botín se logró y está clarísimo que Colombia está en la cuenta para Rusia. Eso es irrefutable. Bien lo dijo el ‘Maestro’ Tabarez, el gran jefe uruguayo, antes del partido: “Esto no es de jugar bonito, es de ganar los puntos necesarios para clasificar”. Punto final.
Escribí que para ganarle a la poderosa líder Uruguay había que poner garra y fútbol. Actitud y amor propio sobró para empatar. Faltó juego para ganar. Este deporte es tan irónico que Colombia le hizo dos goles de cabeza a Uruguay y le empató de garra. ¡Vaya viendo!
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Colombia jugó bien los primeros 18 minutos, con la nómina que todos creímos, frente a la Uruguay e hizo el gol del 1-0, pero eso fue peor... La oscuridad llegó con la lluvia –como Ilona– y Colombia se echó para atrás y Uruguay, obvio, se fue para delante y sin mucho con un balón de aire a un tiro libre de costado logró el 1-1. Colombia fue lenta (¡muy, muy lenta!), y sin genio. Eso fue lo peor. Cero sorpresa, cero creatividad. ¿Faltó James? ¡Claro! Siempre es mejor tenerlo.
En el segundo tiempo con Cardona hubo más luz, Cuadrado se apersonó del problema (aumentado por el 1-2 de Suárez) y de garra, de lucha, Mina logró el 2-2.
¡Ufff! El 2-2, al final, es muy bueno. Los números siguen dando. Colombia se salvó de perder a la uruguaya y así lo digan en coro, la culpa no fue porque llovió en la costa.
Meluk le cuenta...
GABRIEL MELUK
Editor de Deportes
@MelukLeCuenta