Se le conoce ya como el ‘PaellaGate’ y ha crecido como un suflé. Se trata del escándalo internacional –bilateral, en realidad– que armó el popular cocinero inglés Jamie Oliver al ponerle chorizo a uno de los platos más emblemáticos de la cocina española: la paella.
“La paella de Jamie Oliver reúne a una España fracturada... contra él”, tituló el diario ‘The Guardian’. Y “fríen en internet la receta de la paella de Oliver”, informaba la BBC.
El martes, en su receta diaria en Twitter, este popular chef de 41 años difundió una foto de su versión de la paella, que no solo era irreconocible, sino que estaba en un recipiente hondo, otra transgresión.
El chef británico defendió su propuesta a capa y espada: “Es mi versión y la defiendo porque está buenísima”, dijo. Pero su propuesta les cayó fatal a los españoles, un país en el que la paella es un tema muy serio y donde hay tantas versiones de esta como familias y regiones.
“Quita el chorizo. No negociamos con terroristas. Primera advertencia”, le escribió en Twitter la usuaria Llimona.
“Mi versión del ‘fish and chips’ lleva pato y berenjena”, se burlaba otro usuario de esa red.
‘El comidista’, la sección gastronómica del diario 'El País', de España, recuperó un video de hace unos meses, cuando “llamó a consultas” al embajador británico en España, Simon Manley, por los “reiterados atentados” contra la comida española en el Reino Unido, citando como ejemplos el sándwich de paella o los ‘waffles’ de chorizo. Manley hizo gala del buen humor británico y atribuyó las herejías “al espíritu de innovación de los ingleses”.
Algunos compañeros de fogones de Oliver salieron en su defensa, como José Andrés, el cocinero español más popular de Estados Unidos, cuyos restaurantes en Washington tienen a los Obama como clientes. “¡Españoles! Ya sé que esa foto no parece una paella. Pero es un arroz español... dejemos en paz a Jamie”, reclamó.
Pero la lluvia de críticas a Oliver no para.
AFP
Londres