El escritor mexicano Benito Taibo nació en 1960, pero tiene 17 años. “A esa edad me convertí en un lector revoltoso, rebelde, soñador. Quiero seguir siéndolo. No quiero madurar ni adquirir responsabilidades que no pedí”.
Para Taibo, esta es una apuesta política. “Quiero mantener la certeza juvenil de que el cambio está a la vuelta de la esquina y de que el mundo es un lugar maravilloso”.
En todo caso, su edad no quiere decir que no haya cambiado en los últimos años. “He cambiado, y también los libros que he leído. El mundo envejece y cambia junto a ti. Las batallas en el desierto, de José Emilio Pacheco, muestra cómo el doloroso proceso de crecer va acompañado de ver que tu entorno, tus amigos, tu ciudad, también cambian y envejecen”, anota.
Sus libros 'Persona normal' y 'Corazonadas' cuentan la historia de Sebastián, un niño que perdió a sus padres en un accidente, y de Paco, el hermano de su madre, que se encarga de cuidarlo y criarlo.
La relación de ambos se construye a través de la sensibilidad que comparten por la lectura y la música, recitando poemas de Quevedo, en la cena, y escuchando a Beethoven al almuerzo.
A lo largo de la historia, Paco le muestra a Sebastián distintos libros que lo acompañan en su adolescencia.
Para Taibo, “el tío es una figura hipotética que está construida de retazos de todos los maestros que he tenido en la vida. Son esas personas que con tocarte y acercarte a algún sitio, leerte un poema, ponerte una melodía, te iluminan. Mi tío también es Stravinski o Mick Jagger”.
![]() Portadas de los libros 'Persona normal' y 'Corazonadas'. |
La muerte es una temática implícita en la obra de Taibo. En el caso de Sebastián, es la muerte de sus padres lo que lo une con Paco y permite el vínculo.
Con esto, el escritor busca mostrar que “todos somos finitos, y es natural. Hay que tomar la muerte como un proceso biológico, sin los atavismos judeo-cristianos”.
Taibo explica que Sebastián es huérfano como un homenaje a Dickens. “Ser huérfano te abre posibilidades de ver el mundo con otros ojos, de tener empatía. Y muestra que todos perdemos cosas en el camino. Vivimos en un mundo de pérdidas, pero se necesita voluntad y coherencia para seguir adelante, llevándolas como experiencias del propio viaje”.
El escritor mexicano es un gran defensor de la lectura como acto político y constitutivo de las personas. “Leer crea ciudadanía, pertenencia a una comunidad. Es un instrumento democratizador, genera una corriente de empatía comunitaria”.
A su vez, explica Taibo, leer permite resistirse contra la normalidad. “Ser normal es seguir la moda, vestirte igual que el otro. Si no te distingues del resto, serás parte de una masa uniforme. Si en cambio, el resto y tú son individuos personales, diferentes, dejan de ser normales”.
La palabra ‘apapachar’ es la favorita de Taibo: “Es una palabra bellísima. Solo existe en el castellano mexicano, proviene del náhuatl. No tiene traducción específica: no es abrazar ni consolar. Sería como abrazar con el alma”.
Así, para Taibo la lectura “es un apapacho al alma. Lees para saber que estás vivo. En la lectura se forma la República Democrática de los Lectores. Es una nación transfronteriza que está compuesta por personas que saben que leer es resistir”, concluye.
SANTIAGO CEMBRANO
Escuela de periodismo de EL TIEMPO