Serios señalamientos de miembros de una banda de apartamenteros presos produjo un giro inusitado en la investigación relacionada con la muerte del teniente de la Policía Mario Vianey Gamboa Murcia. El oficial murió mientras encabezaba un operativo que buscaba desmantelar una peligrosa banda de asaltantes.
Por este caso, un juez de garantías de Bogotá envió a la cárcel al sargento Guillermo Alberto Unigarro, sobre quien pesaron las acusaciones de los integrantes de la banda. A Unigarro lo investigan por delitos como homicidio agravado y ocultamiento de pruebas.
Los hechos se presentaron el 1.º de septiembre del 2011, según la Fiscalía, cuando el oficial acudió junto con su grupo de hombres a una vivienda del barrio Ciudad Montes, en el sur de Bogotá.
El operativo se empezó a organizar el 30 de agosto, desde el momento en el que el teniente Gamboa recibió una llamada telefónica de una persona que lo alertó del plan que la banda tenía montado, el asalto a una casa ubicada en la carrera décima con calle 37 sur, en los alrededores del parque del sector. Ese día, el grupo de asaltantes, fuertemente armados, iban por la suma de 750 millones de pesos que al parecer unos adultos mayores residentes de la vivienda poseían.
El teniente, aseguraron los investigadores, realizó el operativo para capturar a la banda. En medio del dispositivo, al parecer, hubo un intercambio de disparos, en el cual falleció el oficial, quien ya había sido llamado a curso de ascenso como capitán.
Las autoridades capturaron ese jueves a cuatro hombres que hacían parte de la banda de asaltantes, quienes fueron condenados por el homicidio.
Sin embargo, cinco años después de ocurridos los hechos, la tesis de la Fiscalía tomó otro rumbo. El ente acusador concluyó que el homicidio fue perpetrado por su propio compañero de la unidad de la Sijín, el sargento Unigarro, quien se encontraba en el mismo vehículo en el que fue baleado el oficial.
La Fiscalía afirma que el teniente murió como consecuencia de un disparo realizado a una distancia máxima de 30 centímetros, y la única persona que estaba a esa distancia era el suboficial que llevaba la misión de grabar en video la operación.
Según la Fiscalía, los delincuentes implicados en el hecho manifestaron que todo fue orquestado por la organización criminal, en complicidad con el sargento Unigarro, cuyo único propósito era el de apoderarse de los 750 millones de pesos.
En la audiencia de imputación, el sargento en retiro negó los cargos. El acusado podría pagar una condena hasta de 40 años de prisión, que fue la solicitud hecha por la Fiscalía dada la gravedad de los delitos.
BOGOTÁ