La casa donde vive Luis Benítez está en la entrada del terreno que fue declarado Reserva Forestal Protectora Regional, por el Consejo Directivo de Corantioquia.
Son 1.622 hectáreas que reúnen, en el Alto de San Miguel (municipio de Caldas), el 10 por ciento de la biodiversidad del país, pero el tesoro que más brilla en esas montañas es el nacimiento del Río Medellín.
Alejandro González Valencia, director general de Corantioquia, explicó que con la figura jurídica adoptada se garantiza la conservación de las calidades biológicas del ecosistema porque prohíbe actividades como la minería y el aprovechamiento forestal.
Para llegar a la declaratoria hubo concertación con los dueños de los predios, entre los que está la empresa Cipreses de Colombia, que se comprometió a no utilizar el terreno con fines comerciales.
Aunque los compromisos de conservación también han sido acogidos por la comunidad de la vereda La Clara, donde se ubica el Alto de San Miguel, Benítez asegura que en los visitantes falta conciencia ambiental.
A pocos metros de su casa pasa el afluente limpio donde muchos llegan de paseo y aprovechan para lavar los vehículos. “A La Clara llegan alrededor de 2.000 personas cada fin de semana y en algunos casos hacen mal manejo de los residuos”, afirmó Luis Felipe Molina, líder social de la vereda.
La Secretaría de Medio Ambiente ha hecho grandes esfuerzos para sensibilizar a los visitantes del Alto de San Miguel y motivarlos a disfrutar el sitio sin deteriorarlo.
En el Refugio de Vida Silvestre de la zona protegida se realizan convites, recorridos pedagógicos y talleres. “La propuesta es trabajar con la gente, la idea de sacarlos no funciona porque no se conservaría la biodiversidad ni el conocimiento asociado a ella”, afirmó Adriana Molina, subdirectora de Ecosistemas de Corantioquia.
Con la declaratoria, Carlos Durán, alcalde de Caldas, espera acompañamiento de la Gobernación y el Área Metropolitana con personal que proteja las laderas del río y evite que extraigan material.
Sobre la biodiversidad
En el Alto de San Miguel, a 30 kilómetros de Medellín, hay bosques de niebla donde abundan musgos, bromelias, orquídeas, y otras plantas importantes en la regulación del ciclo hidrológico. El ecosistema reúne 14 por ciento de las especies de mamíferos reportados en Colombia. Según los reportes de Corantioquia, en la zona habitan 162 especies de aves y 130 de mariposas. También es hábitat de especies endémicas de la región.
LUISA ARIAS
Para EL TIEMPO