Los miembros de La Paz Querida vemos con preocupación los resultados del plebiscito. Reconocemos el triunfo de las ideas contrarias a la refrendación de los acuerdos de La Habana y advertimos la situación de incertidumbre ante la encrucijada en que nos encontramos. Ello exige maximizar el esfuerzo de quienes nos comprometimos con el cambio hacia una nueva ética social.
En La Paz Querida creímos que la refrendación sería un primer paso hacia nuestros objetivos, pero somos conscientes de que no se alcanzó. Persisten nuestros ideales de una Colombia más próspera y democrática, ambientalmente sostenible y socialmente incluyente. Desde la sociedad civil, perseveraremos en nuestros esfuerzos para superar la crisis y conformar la masa crítica que genere cambios necesarios para lograr relaciones sociales más equitativas y solidarias.
El país no percibió la trascendencia del acto al que fue convocado. La abstención del 63 por ciento de los votantes potenciales demuestra la necesidad de pedagogía sobre valores democráticos y la de superar polarizaciones.
Desde nuestra visión de nación, decidimos apoyar el Sí porque entendimos que era el camino más expedito, razonable y justo. Como lo ha señalado el padre Francisco de Roux, no luchamos por el futuro político del presidente Santos, ni contra el del senador Uribe; tampoco, por el futuro político de las Farc. Nos importa, sí, que podamos vivir como seres humanos, cada vez con más dignidad y justicia.
La decisión de los votantes en el plebiscito no disminuye nuestro reconocimiento al esfuerzo patriótico de los comisionados de ambas partes, mérito que se acrecienta al aceptar continuar en su labor y sirve de ejemplo a los colombianos para superar diferencias y desarmar espíritus, en aras de la construcción de una Colombia más democrática y sin ataduras ni miedos que cohíban el raciocinio.
Debemos aceptar que las conversaciones de La Habana trajeron como uno de sus beneficios el cese bilateral del fuego y las hostilidades, lo que ha disminuido el número de víctimas y ahorrado cientos de vidas. Vemos con agrado la decisión de las partes de mantener este acuerdo, a la vez que reconocemos la intención de las Farc de abandonar el uso de las armas e ingresar como actor político a la vida democrática. Esto nos da motivos para pensar, pese a lo sucedido, que podemos estar cerca del posconflicto con esta insurgencia. A pesar de sus atrocidades y arrogancia, las Farc no son el mayor problema de una sociedad que sufre desigualdades, exclusiones, violencias y miseria.
Estamos convencidos de la necesidad de un enfoque territorial de paz, con la participación de comunidades locales, organizaciones de la sociedad civil y ciudadanía en general, con acompañamiento del Estado. Para eso se necesita que las organizaciones políticas eliminen prácticas clientelistas y corruptas.
Es posible que los resultados del plebiscito sean el camino que lleve a superar el más profundo problema, que está en nosotros mismos: excluyentes, agresivos e incapaces de resolver nuestros problemas más críticos. Si somos parte del problema, debemos ser parte de la solución.
Con el apoyo expresado por la comunidad internacional, buscaremos construir sobre lo construido y mantener nuestro compromiso con la verdad, única forma de ser libres.
Creemos que una victoria del Sí, por un pequeño margen, hubiera sido un escenario más complejo para lograr consensos. Convocamos a la ciudadanía en general, en especial a las personas que con argumentos razonables votaron por el No y a aquellos que a conciencia se abstuvieron, a un diálogo respetuoso y constructivo para un acuerdo nacional.
Henry Medina Uribe
* Mayor General (RA) del Ejército y miembro de La Paz Querida