Los milagros existen y este tiene nombre propio: Dilan Javier Camacho González, un pequeño que hoy tiene siete meses y llegó al mundo pese a todos los pronósticos de los médicos que no le daban esperanzas a sus padres de poder tener un hijo.
El pequeño llegó a las vidas de Jaime Camacho y Emilse González, padres del menor, cuando aún no lo esperaban, pues lo hizo 30 días antes de completarse los nueve meses de gestación.
"Pero a los pocos días empezamos a notar que sus ojos tenían algo blanco y que los movía hacia atrás, como tratando de buscar luz. Les dijimos a los médicos y ellos mencionaron que eso era normal", explica Jaime.
Los padres primerizos sabían que algo no andaba bien, y transcurridos algunos días los médicos les anunciaron que parecía tener síndrome de Down. "La cardióloga luego nos dijo que tenía un problema de corazón, pero nunca que no podía ver", señala Emilse.
Una vez salió de la incubadora, comenzó la lucha de estos padres que recurrieron a cuanto médico pudieron sin hallar respuestas; las citas con los especialistas por parte de su EPS Cafesalud nunca llegaron y cuando finalmente lograron que un médico los atendiera les dijo que, en efecto, su hijo no veía pero que la operación solo se le practicaría cuando tuviera cinco años.
"Una funcionaria de la EPS nos recomendó a un doctor en Unicentro en Tunja, y hasta allí llegamos", dice Jaime.
Se trataba de la clínica del médico oftalmólogo John Cetina quien decidió, junto a un equipo interdisciplinar valorarlo y ponerse frente al caso.
"Tenía cinco meses cuando llegó. De entrada vimos que tenía falta de percepción, que no se podía movilizar dentro el espacio con sus ojos, que hacía movimientos voluntarios e involuntarios porque a pesar de no ver alcanzaba a notar la luz", dice el Oftalmólogo.
Así que la conclusión fue una: Dilan sufría de cataratas congénitas, una ceguera legal bilateral y un problema de estrabismo o desviación del ojo, aunado a algunos problemas a nivel cardiaco, pulmonar y cerebral, que aún están en estudio.
"Estaba ciego por ambos ojos, veía algo de luz, pero no definía de donde venía, así que decidimos que teníamos que extraer esa catarata, esa masa blanquecina que en condiciones normales debía ser transparente", señala Cetina.
Pero la operación era costosa, los padres de Dilan, dos habitantes de Buenavista al occidente de Boyacá, no tenían recursos ni trabajo, y escasamente con rifas y colectas lograban reunir lo de los transportes semanales para los controles de su hijo.
Pero cuando creían que todo estaba perdido Cetina, el médico oftalmólogo que tenía en sus manos el caso, decidió apadrinar al pequeño y subsidiar la operación de sus dos ojos.
Primero intervinieron el derecho y a los pocos días Dilan ya vio. "Nos acercamos y ya nos acaricia, le acercamos un objeto y él ya trata de cogerlo", dice casi entre llanto su padre.
Hace algunos días Dilan fue sometido nuevamente a la operación de su otro ojo bajo anestesia general; le extrajeron la parte interna para eliminar las opacidades y nuevamente el procedimiento fue exitoso.
"La tarea ahora es darle unas gafas gruesas y hacerle ejercicios de estimulación, tanto con el grupo de la clínica como con los papás", menciona el Médico.
Así que Dilan empezará a ver bultos, sabrá que ahí hay algo, y aunque no logrará definir el color, ni la forma y menos los detalles, las gafas le ayudarán en ese proceso hasta que empiece a ver figuras.
Entre los dos y los tres años será sometido a una nueva operación para insertarle una lente que le permitirá ver con mayor precisión, y posiblemente sin necesidad de usar gafas tan gruesas.
![]() El médico usó una técnica de catarata por emulsificación, para retirar la opacidad de los ojos del pequeño. |
![]() Hace tan solo unos días Dilan fue operado de su ojo izquierdo, eso le permitió empezar a ver, aunque se trata de un proceso gradual. |
![]() Bajo anestesia general y rodeado por un equipo de expertos de Opticlínica, la clínica del doctor Cetina, el pequeño Dilan fue operado. |
CATALINA MORENO B.
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BOYACÁ SIE7EDÍAS