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Las caras largas de quienes apostaron por un país en paz

Cuando ganó el 'No', el salón fue invadido por espíritu de funeral. Abrazos y chorros de lágrimas.

Todo era júbilo en el Salón Rojo del hotel Tequendama, en Bogotá, uno de los principales lugares de concentración de los organizadores y simpatizantes de la campaña por el ‘Sí’ en el plebiscito. Había demasiada fe en la victoria. Todo estaba listo para una gran celebración. Era el lugar donde el presidente Santos daría su gran discurso. Nadie esperaba perder. Nadie.
Las manos en la cabeza y los gestos de preocupación aumentaban mientras en una pantalla gigante iban dando noticias. Nadie podía creer que el ‘No’ estuviera empatándole al ‘Sí’. Y cuando ya ganó, el salón fue invadido por un espíritu de funeral. Silencio. Abrazos profundos y chorros de lágrimas. Desolación. “¿Y ahora qué?”, era la gran pregunta de todos. (Lea también: Polarización del país, reflejada en resultados del escrutinio)
Martha Barón, una tolimense que tuvo que refugiarse en Venezuela hace 45 años por cuenta de la violencia que se vivía en su región, y quien se preparaba para regresar al país, casi se desmaya. Soñaba con volver a una Colombia libre.
“Lo más triste es que se demuestra que el país sigue dividido: por las balas, por las bombas y los muertos, y ahora por la política. Yo nací en guerra y quería morir en paz”, lloraba la mujer.
Muy cerca estaba Jorge Clavijo, un indígena wayú. “En La Guajira, una región tan violenta, donde hemos padecido la guerra, queríamos jugárnosla por el turismo, por un país mejor. Pero seguiremos luchando por la paz. Seguimos en pie”, dice el hombre. (Así registraron los medios del mundo la victoria del No en el plebiscito)
El concejal de Bogotá Antonio Sanguino, de Alianza Verde, también lamentó los resultados de las votaciones: “Lo que demuestran las cifras es que la mitad del electorado está convencida de un mensaje de venganza, de odio, de un mensaje que pretende atarnos al pasado. Y revela una gran responsabilidad del uribismo, porque ni siquiera ellos, que promovieron el ‘No’, saben qué va a pasar con el limbo en el que quedan los acuerdos”.
Otros amigos del ‘Sí’ empezaron a llegar. Uno de ellos fue el exalcalde de Bogotá Luis Eduardo Garzón, quien animó a los colombianos que votaron por el ‘Sí’ para que no bajen la guardia. “Y le digo a los del ‘No’: ojo con la arrogancia. Les queda la responsabilidad de lo que viene ahora. El discurso pendenciero no puede prevalecer”, expresó, y consideró que la victoria del ‘No’ es una vergüenza para el país y para todo mundo. (Además: 'Timochenko' dice que las Farc le seguirán apostando a la paz)
También llegó Mauricio Lizcano, presidente del Congreso, quien invitó a rodear al presidente Santos y dio un mensaje alentador pese a la derrota. “Convocamos a una gran unidad de todos los partidos, los del ‘Sí’ y los del ‘No’, para que entre todos, a través de un gran consenso nacional, no frustremos este anhelo de todos los colombianos de alcanzar la paz”.
En un rincón estaba Claudia Quintero, desplazada por la violencia en el 2004 en la zona de la frontera colombovenezolana y ahora líder de un grupo de mujeres víctimas del conflicto en el Cauca, quien se declaró indignada: “La guerra la sufrimos en el campo y las ciudades fueron a decidir por nosotros. Decidieron por una minoría que somos las 8 millones de víctimas de la guerra”. (Lea también: ¿Se equivocó Santos al promover un plebiscito?)
En medio de tantas lamentaciones, unos pocos intentaban levantar los ánimos con arengas alusivas a la paz. Pero poco a poco el Salón Rojo se empezó a quedar solo. A las 6:30 de la tarde se dio por terminado el evento. Todos se fueron.
Arrastrando sus 87 años en un par de muletas iba Luis Tenjo rumbo al TransMilenio. Testigo de tanta sangre derramada, no entendía cómo es posible que medio país haya dicho ‘No’ al fin del conflicto armado. Pero confiesa esperanzado: “No quiero morirme sin antes conocer la paz”.
JOSÉ ALBERTO MOJICA
Redactor de EL TIEMPO
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