La televisión abierta tiene un problemita de no saber cómo va a ser el negocio. Esta es la conclusión del encuentro sobre la televisión del futuro que promovieron Caracol y ‘Semana’ el pasado 15 de septiembre. Allí se escucharon decir muchas cosas interesantes; aquí algunas de ellas:
“La televisión está viva, más viva que nunca, tanto que se exporta mucho y a muchas partes y en muchas plataformas”, dijo el presidente de Caracol, Gonzalo Córdoba.
“Tenemos televisión abierta para rato… porque se consume 4 horas de video por día” afirmó el ministro TIC, David Luna; su antecesor, Diego Molano, había afirmado lo contrario: el internet lo es todo, ya nadie ve televisión.
En el panel sobre regulación se dijo que la reforma del ministro Molano fue nefasta y un atentado contra los canales privados, ya que fragmentó todo y les puso 6 reguladores distintos y por eso anda todo mal: no hay competencia equitativa entre los privados, el cable, las empresas de telecomunicaciones y menos con las plataformas como Netflix. Todo es un despelote. Y nadie sabe cómo arreglarlo.
En lo informativo se dijo que la clave está en “hacer noticias locales, cercanas y comprometidas con los ciudadanos”, ya que “escuchar a las audiencias es el futuro actual de la televisión” según David Barret, ex-CEO de Hearst TV y miembro de junta de esa entidad. Y complementó: “La lucha es por la credibilidad”.
“El periodismo es la línea de avanzada de la democracia porque da forma a la sociedad, al diálogo público y hace que el gobierno y los políticos funcionen” afirmó Susan King, periodista de toda la vida y ahora académica en la Universidad de Carolina del Norte.
Y llamó la atención a que el periodista pasó de ser el ‘gatekeeper’ (el que decide qué es lo importante) al ‘sensemaker’ (el que produce sentidos sobre la realidad).
Concluyo que el rol del periodista es ayudar a la sociedad a “comprender”, “escuchar al ciudadano” y establecer ‘engage’ (compromiso) con el televidente 24 horas, 7 días a la semana. Y todo esto es así porque en la era de internet es otra la ceremonia de las noticias.
En el panel del periodismo para la paz, se dijo que “por fin” se iba a poder informar de la agenda de lo fundamental: la pobreza, la corrupción, la desigualdad y el abandono del Estado en territorios del país.
Que había que dejar de informar desde la polarización, desarmar las salas de redacción, intentar siempre los hechos y los datos, tener contextos, cuidar las palabras, respetar a los ciudadanos, erradicar el sensacionalismo, que es bueno en guerra pero pésimo negocio en paz.
Mejor dicho, que el nuevo ecosistema de medios y el país de la paz recuerda, otra vez, que “la calidad de los contenidos son los que definen la calidad de la democracia” y “que se requiere otro periodismo en otro lenguaje, uno que incluya más país” contó Alejandro Santos, director de ‘Semana’. Ojalá algo de todo esto pase en los modos de informar en la televisión colombiana. Ojalá. Decir no cuesta nada.
ÓMAR RINCÓN
Crítico de televisión