Rigoberto Urán cambió para 2016. Llegó al equipo Cannondale en busca de un nuevo aire, escuadra que le fue armada para luchar por el título del Giro de Italia y confirmarse como uno de los ciclistas referentes del mundo, pero este año no ha sido el suyo, porque las caídas y las enfermedades se lo han impedido.
Al finales del 2015, Urán dijo, enfáticamente, cuando cambió de escuadra, que ese año no había sido bueno y que quería olvidarlo rápidamente.
Sin embargo, la estadística no fue mala, porque ganó el Gran Premio de Quebec, fue quinto en la Vuelta a Romandía y en la Vuelta a Cataluña, acabó de tercero en la Tirreno Adriático, fue campeón nacional de la contrarreloj y cuarto en la prueba de fondo.
En el 2015, la principal meta de Urán era el Giro, pero se enfermó, se cayó y varias veces pensó en bajarse de la bicicleta, pero no lo hizo y terminó en la casilla 14, algo que para él no fue bueno.
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El 2016, forrado en el uniforme verde del Cannondale, era el año de su revancha. Después de Nairo Quintana, en Colombia se hablaba de Urán, pero a esta altura de la temporada suenan más los nombres de Esteban Chaves, Darwin Atapuma y Járlinson Pantano que el de él.
En este año, ha terminado cuatro veces en el top 10 y no ajusta ninguna victoria. Sus mejores resultados los ha dado en la última semana: tercero en la Milán Turín, ganada por Miguel Ángel López, y ocupó el mismo lugar en el Giro dell’Emilia, el que ganó Esteban Chaves.
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No pudo en el Giro
El Giro de Italia no fue bueno para él, pero pudo haber sido peor. Se enfermó y el retiro rondó su cabeza, no lo hizo, mejoró con los días y reaccionó en la última semana, estuvo con los fuertes de la general en las etapas decisivas y terminó en un séptimo puesto, aunque venía a luchar el título.
En el Cannondale lo respaldan, se la seguirán jugando con él, confían en que el dos veces subcampeón del Giro de Italia (2013 y 2014) debe superar los problemas médicos que tuvo y los infortunios para pelear una carrera grande.
Bingen Fernández es uno de los DT del equipo y señala que la impotencia se apoderó del grupo, cuando Rigoberto Urán se enfermó en el Giro.
“Lo que le pasó en el Giro no fue una frustración, más bien sentimos como impotencia, porque todo estaba dado para que luchara por el podio. Fue algo externo, con lo que no se puede luchar, que son las enfermedades”, precisó el técnico español.
Urán se vio afectado por una bronquitis en su máxima cita al comienzo de la carrera, poco a poco fue recuperándose, pero ya la ventaja que había perdido con Vincenzo Nibali y Chaves no la pudo recuperar.
“Llegamos al Giro con la esperanza de ganarlo, pero la bronquitis que le dio lo mermó. La última semana estuvo bien.
En esa jornada dura, la penúltima estuvo con Vincenzo Nibali, pero ya había perdido tiempo por esa molestia”, aseguró Fernández.
En el equipo, manejado por Jonathan Vaughters, quedaron satisfechos con el séptimo lugar en la carrera italiana.
“El gran objetivo era el Giro, pero sabemos lo que pasó y ese séptimo lugar para nosotros es bueno, porque creíamos que iba a perder más, pero luchó por quedarse en la carrera y terminó en un puesto significativo”, señaló el técnico.
Perdió fuerza al reloj
Para nadie es un secreto que Urán ha perdido fuerza en los tramos contrarreloj. Cuando hizo parte del equipo Etixx Quick-Step fue un hombre reconocido y respetado cuando se hablaba de etapas al reloj en las carreras, pero el 2016 no ha sido el mejor.
Urán fue 94 en la Vuelta al Algarve en la contrarreloj de 18 km, al perder 2 minutos 36 segundos con el suizo Fabian Cancellara. Una caída en la crono por equipos de la Tirreno Adriático de 22 km lo mermó y en el esfuerzo individual de 10 km fue 125 a un minuto 15 segundos de Cancellara.
En el Giro no dio pie con bola: perdió 33 segundos con Tom Dumoulin, ganador de la primera etapa de 9,8 km, fue 64 a 4 minutos 12 segundos de Primoz Roglic en la contrarreloj de 43 km y en la última, la cronoescalada de 10,8 km, ocupó la casilla 50 a 3 minutos 18 segundos del ganador, Alexandre Foliforov.
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“Hay que sentarnos a analizar lo que pasó. Antes las cronos de Urán eran mejores, pero lo vamos a analizar para lo que viene. Una vez pasado el Giro nos trazamos otros objetivos, otras metas, las clásicas”, aseguró el técnico.
Fernández avala la actual forma de Rigoberto, porque ha estado atento en las clásicas italianas de la última semana.
“Eso nos demuestra que termina fuerte el año, por lo que ha hecho en Italia últimamente. Fue tercero en dos, pero lo más importante es que pudo seguirles el paso a ciclistas de buena condición, estuvo con ellos hasta el final y eso nos da tranquilidad”, señaló.
Bingen Fernández, como el resto del Cannondale, confía en que el año próximo todo será distinto, porque saben la clase de corredor que tienen.
“No se sabe a dónde podrá correr. Urán ha demostrado que va bien en el Giro, pero eso no se ha definido si lo correrá el año próximo. Creo que poco cambiará su calendario, pero eso no lo hemos definido, no puedo hablar exactamente de eso. Lo fijo es que hay confianza en él, Rigoberto es un corredor muy profesional, luchador y no tenemos duda de eso”, precisó el orientador.
LISANDRO RENGIFO
Redactor Deportes EL TIEMPO
En Twitter: @LisandroAbel