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Una reflexión sobre las pedagogías para la paz del país

"Vivimos una oportunidad histórica para redefinir cómo damos salida a los conflictos profundos".

El avance en el proceso de paz es contundente. Estamos a pocos días de la firma y de la refrendación de los acuerdos y para ello es necesario promover espacios de participación ciudadana desde pedagogías que posibiliten la transformación de los conflictos profundos que han originado la guerra interna y construir una paz estable y duradera.
Las firmas, del cese bilateral de hostilidades, el pasado 23 de julio, y del cierre de las negociaciones, el pasado 24 de agosto, entre las Farc y el Gobierno colombiano, son indicadores contundentes de que hemos emprendido como sociedad un proceso de transformación.
Este proceso es sin duda una oportunidad histórica para redefinir cómo damos salida a los conflictos profundos que afectan de manera sustancial la vida, el bienestar y el futuro, de una gran parte de la población en el país.
Al tener de frente este acontecimiento que abrirá un capítulo en la historia de Colombia surge la esperanza de que es posible la paz entendida, desde su definición básica, como la preocupación por el bienestar del otro, de la otra.
Ya se han dado pasos importantes en el largo proceso de diálogo que han traído como resultado los acuerdos y que han implicado un profundo ejercicio de consenso y concertación. Ahora, si nos damos la oportunidad como país de construir la paz ratificando los acuerdos el próximo 2 de octubre, podremos tejer soluciones estables y duraderas para los conflictos profundos que aquejan a Colombia y en especial a los más pobres.
Para la construcción de la paz que deseamos es necesaria no solo su promulgación por parte del Gobierno nacional, sino también, la apertura franca y decidida de espacios de participación ciudadana para la solución de los problemas hondos no resueltos que nos llevaron a la degradación de la guerra interna.
La gestión, promoción y posibilidad de estos espacios requiere de nuevas pedagogías, es decir nuevos saberes sobre la ciencia del aprender y el enseñar. En este momento de la historia del país esto refiere a diálogos auténticos, aprendizajes colectivos y transformaciones para la profunda conflictividad social presente en Colombia.
Estas pedagogías deben tomar los problemas vividos en las 'orillas' y llevarlos al ámbito de lo público, al centro de la toma de decisiones. Estas pedagogías deben ser tales que manifiesten claramente, la contraposición de interés, deseos y poderes, sin la necesidad del uso de la violencia y con la urgencia de la conservación de la dignidad y la integridad para todos.
El conflicto interno colombiano surge, en su versión más violenta, por la negación total y excluyente de la vida para las mayorías. La paz debe, necesariamente, construirse desde esas mayorías y será posible a través de pedagogías que promuevan tres procesos fundamentales: la expresión de la conflictividad social en su versión más profunda; el fortalecimiento ético, cognitivo y político de los sectores en diálogo, y la construcción de un puente de diálogo, concertación y transformación en la toma de decisiones con perspectiva de la garantía de derechos para todos.
Un proceso así, construido con todos los actores implicados, con el convencimiento que es nuestra salida colectiva y creado con tesón, constancia y paciencia, seguramente redundará en el fortalecimiento y cuidado de lo público como valor supremo de nuestra aspiración de democracia. Un escenario de este talante no nos dejará volver a la violencia.
LUZ ELENA PATARROYO LÓPEZ
Equipo de Ciudadanía y Paz
CINEP / Programa para la paz
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