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Clinton aprovecha inconsistencias de Trump y toma ventaja

Las encuestas siguen reflejando un aumento de la ventaja de Clinton en varios estados.

EFE
La crítica al candidato republicano Donald Trump por no “ceñirse al guion” de campaña podría estar restándole no solo apoyos en estados en juego, sino en algunos tradicionalmente republicanos, ampliando así el campo de batalla para Hillary Clinton, que está consolidando sus opciones de victoria.
“Trump no tiene una campaña caótica, no tiene una campaña deficiente. Trump no tiene ninguna campaña”, aseveraba hace pocos días Joe Scarborough, presentador conservador de un programa del canal de corte progresista MSNBC.
Trump, el enemigo de la política tradicional que se ha convertido en el líder del partido más tradicional de los Estados Unidos, está comenzando a adoptar tintes quijotescos en la elaboración de su campaña. El candidato republicano ha propuesto al Comité Nacional Republicano abrir oficinas estatales de campaña en los 50 estados del país, algo descabellado, teniendo en cuenta que se deben centrar recursos en los estados que pueden inclinar la balanza a su favor, como Florida, donde el magnate solo ahora ha comenzado a habilitar varios centros de operaciones.
Las encuestas siguen reflejando un aumento de la ventaja de Clinton en estados claves como Pensilvania, Michigan, Ohio o Florida, y para Trump cada semana que pasa sin proponer medidas que no sean calificadas de disparatadas, como la idea de imponer un examen ideológico a inmigrantes, son tiempo perdido.
Además, su resistencia a “ceñirse al guión”, como le reprochan sus pocos aliados en el Partido Republicano, desvía la atención e imposibilita incidir en el escrutinio del historial de Clinton, como el caso de los conflictos de interés cuando era secretaria de Estado (2009-2013). (Ver también: Hillary muestra su renta y reta a Trump a hacerlo)
La indisciplina de Trump, parte de su atractivo durante el proceso de elecciones primarias de su partido, le llevó el miércoles, a menos de tres meses de las elecciones, a cambiar por segunda vez la cúpula al mando de la campaña.
La recomposición del equipo directivo de la campaña culminó el viernes, con la dimisión de su jefe, Paul Manafort, días después de publicarse que recibió durante seis años casi 13 millones de dólares procedentes de un partido prorruso en Ucrania.
Seguir apelando a las mismas bases que Trump cortejó en las primarias podría entregar a Clinton, también una candidata con altos índices de impopularidad, una victoria presidencial con un histórico margen y, posiblemente, el control, hasta ahora republicano, del Senado.
Una muestra del optimismo demócrata es la decisión de Priorities USA, un comité de acción política independiente con 100 millones de dólares, de suspender la compra de anuncios de televisión en los estados claves de Colorado, Pensilvania y Virginia.
Justin Barasky, un portavoz de Priorities USA, explicó a CNN que están examinando campañas en Arizona, Georgia y “otros”, algo que muestra cómo la maquinaria demócrata está buscando victorias presidenciales o legislativas en campos de batalla normalmente olvidados, al no tener visos de cambiar de signo político.
Pero en el año de Trump, la contienda está más abierta que nunca: Clinton ha llegado a hacer campaña en Nebraska, un estado fuertemente republicano, o a escribir una columna de opinión en un diario de Utah para pedir el voto mormón, fiel a los conservadores.
Según Charlie Cook, un prestigioso analista político, Trump aún podría ganar en todos los estados donde la distancia con Clinton está dentro del margen de error y aún así la aspirante demócrata se proclamaría presidenta de los Estados Unidos. Además, sesenta años de historia política moderna en el país norteamericano indican que quien se ubica a la cabeza en este punto de la campaña, normalmente, ocupa la Casa Blanca.
EFE
Washington
EFE
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