En la serranía del Perijá, en el departamento del Cesar, está ubicado el municipio de La Paz, uno de los 23 lugares escogidos por el Gobieenro para albergar a las Farc mientras se lleva a cabo el desarme de la guerrilla en el marco del proceso de paz. Sin embargo, desde el 25 de julio pasado, los indígenas yukpas que habitan la zona cerraron las puertas de su territorio a las misiones de monitoreo que adelantan los preparativos para el establecimiento de las zonas de concentración. Los yukpas exigen una consulta previa.
"A partir de las 15:00 horas del día 25 de julio del año 2016, queda prohibido el ingreso de vehículos, aeronaves, personas, acompañantes y misiones de sus entidades a nuestro territorio ancestral", dice el comunicado que enviaron los yukpas al secretario general de Naciones Unidas y a los delegados del CICR.
Aseguran que solo permitirán el ingreso a su territorio ancestral "de las Agencias de las Naciones Unidas, dependencias de la Cruz Roja y Defensorías Delegadas ajenas al Mecanismo de Monitoreo y Verificación (MM&V) de la zona veredal transitoria de normalización en el municipio de la Paz, previa concertación por escrito de las actividades humanitarias y con los cabildos gobernadores del pueblo yukpa".
En el documento en que también afirman que no se harán responsables por los incidentes que se puedan presentar, piden que se realice una consulta previa como lo exige de acuerdo al artículo 6 del convenio 169 de la OIT, que se suspenda la creación de las zonas de reserva campesina en la serranía del Perijá y que les sean devueltos los ríos Maracas, Cascará, Sicarare y Magiriamo, que, aseguran, fueron acabados por minería y monocultivos.