Una muestra de ello es el libro Teatro contemporáneo brasileño, excelente antología realizada por el Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país como una política de divulgación de sus jóvenes autores en otros países e idiomas.
La traducción al español, que fue publicada en Bogotá por Intermedio Editores, la hizo Carolina Virgüez Serrato, colombiana nacionalizada en Brasil, en donde ha obtenido varios reconocimientos como actriz de teatro, cine y televisión.
Una de las obras de esa antología es Rebú, de Jô Bilac, que se está presentando esta semana y la próxima en La Casa del Teatro Nacional y representará a Colombia en el Festival Mirada de Santos, Brasil, evento exigente que da muy buena cuenta de lo mejor que está pasando en el teatro de los países de toda Iberoamérica.
Paradójicamente, no obstante presentarse como versión libre, el montaje del director Matías Maldonado es muy fiel al espíritu del texto original de Bilac, inclusive con el bien logrado juego de teatro dentro del teatro con el que los actores parecen gozar en varias escenas y que culmina con la declaración final de “todo aquí es falso... teatro, puro teatro, embuste puro, todo ficción... la culpa no, la culpa es real”.
Esta versión nacional, con tres actores colombianos (Natalia Helo, Javier Gardeazábal y Hernán Cabiativa) y una chilena (Javiera Valenzuela), logra sacar el humor del inteligente texto de Bilac.
El autor ubica la trama en Noruega, en el siglo XIX, y narra la historia de dos hermanos que se adoran, una cuñada celosa y un chivo, que terminan envueltos en una farsa melodramática de tono surrealista. Maldonado la nutre con elementos extremos que bien podrían ser sacados de la tragedia griega o de un culebrón latinoamericano, como el incesto y el parricidio.
ALBERTO SANABRIA
CRÍTICO DE TEATRO