En una bodega de 200 metros cuadrados en Turbo (Antioquia) duermen hoy 600 de los 1.273 cubanos que están varados en ese municipio. Los demás, que no pueden pasar la noche allí, por el reducido espacio, se quedan en cambuches.
La situación es crítica y el alcalde, Alejandro Abuchar, ya decretó la emergencia pública. La mayoría de los migrantes solo comen una vez al día. Hay 11 mujeres embarazadas y 24 niños requieren atención médica urgente. (Además: En seis meses hay más migrantes ilegales en el país que en todo 2015)
Algunas mujeres, incluso, tuvieron abortos antes de llegar, por los extenuantes recorridos y la falta de comida.
Ese es el panorama que encontró la misión humanitaria de la Defensoría del Pueblo, que estuvo durante dos días haciendo un censo de los migrantes irregulares que están en ese municipio desde el pasado 9 de mayo, cuando Panamá anunció el cierre de la frontera con Colombia.
La bodega tiene cuatro unidades sanitarias y la comida, que logran conseguir por solidaridad de los habitantes de Urabá, la preparan cerca del lugar donde se destinan los desechos.
Según el ente de control, entre los extranjeros que están en una grave situación de vulnerabilidad hay 300 menores de edad. Las autoridades locales contribuyen con alimentos y atención médica, pero su capacidad está desbordada.
Marcela Bustamante, delegada de asuntos internacionales de la Defensoría, aseguró que lo que está pasando con los cubanos en Urabá es una situación particular, pues los migrantes de otros países no han decidido quedarse. “Los cubanos se quedan porque hay una imposibilidad física, que es la restricción de la frontera con Panamá, y porque, pensamos, es una estrategia para tener una mayor capacidad de negociación con el Gobierno”. (Además: Las dos posibilidades que baraja Migración sobre ilegales en Turbo)
Bustamante, además, resaltó que el 57 por ciento de esas personas son altamente calificadas, pues tienen títulos profesionales o técnicos, lo que podría ser un factor determinante para que no se arriesguen a cruzar la frontera en las circunstancias actuales.
Los integrantes de la comisión de la Defensoría escucharon en Turbo los testimonios de personas que al intentar cruzar la espesa selva del tapón del Darién encontraron los cuerpos en descomposición de mujeres y niños. Para Bustamante, esa es una razón suficiente para que se replantee la necesidad de un acompañamiento.
En el informe, resultado del censo, el ente de control pide al Gobierno que se adopten medidas que garanticen condiciones dignas. Por ejemplo, que en caso de deportación se les expliquen los recursos legales que tienen y que no se haga de forma masiva. “Es importante que sea una migración dignificante, organizada, humana, respetuosa”, afirmó.
EL TIEMPO