El proyecto de presupuesto del país para el 2017, que será radicado este viernes en el Congreso, viene con un nuevo apretón del cinturón, medida que se repite, por tercer año consecutivo, ante la persistente escasez de recursos para sostener el gasto público.
Aunque a los dos apretones anteriores se los llamó aplazamientos presupuestales, por 8,5 billones en el 2015 y de 6 billones en el 2016, la Contraloría General estima que se convertirán en recortes definitivos porque la escasez de recursos sigue, y muestra de ello es que el proyecto de presupuesto para el 2017 llega con una reducción de entre 4 y 5 billones de pesos, solo en el rubro de la inversión, en comparación con los recursos que se están ejecutando este año, que son de 40,8 billones.
Entre tanto, los gastos corrientes de la Nación son los que más crecimiento experimentan, como se aprecia en el marco fiscal de mediano plazo, según el cual subieron este año un 12 por ciento frente al año pasado, al pasar de 129 a 144 billones de pesos, y para el 2017 se estima que serán de 154,3 billones, es decir, 6,8 por ciento más.
Para el senador Iván Duque, aparte de que el gasto que oficialmente se destina a funcionamiento es alto, en los recursos de inversión también se meten gastos de funcionamiento. “Se recorta la inversión porque el 60 por ciento de estos recursos no son productivos; se mimetizan como inversión, pero son para funcionamiento”.
Entre tanto, la Contraloría General advierte que el Gobierno debe buscar una fuente de financiamiento pronta (tributaria), pues los gastos son inflexibles, debido a que pensiones, transferencias y pago de personal son temas que no dan plazo.
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