Llegó el día, se repitió el día, con el paso de los años se veía tan cercano y tan lejos a la vez, pero este miércoles en la noche Atlético Nacional derrotó 1-0 a Independiente del Valle, de Ecuador, y logró la segunda Copa Libertadores América en su historia.
Cinco horas de espera en la gradería parecía tener una gran recompensa para los aficionados cuando al primer minuto Miguel Borja recibió un pase profundo y estando frente al arco mandó el balón a la nubes y allá mismo dirigió su mirada como preguntando por qué definió tan mal, pero no obtuvo respuesta, por el momento.
En las tribunas el aliento era incesable y así jugaba Nacional, que a los tres minutos tuvo otro acercamiento cuando Daniel Bocanegra remató de media distancia.
Pasaba la manecilla del reloj, iba poco del partido, pero en el estadio parecía que fuera el minuto 90 con un 0-0, pero esa ansiedad tuvo su calma cuando Alexánder Mejía cobró un tiro libre y un defensa cuando intentó despejar, descachó y la pelota dio en el vertical izquierdo, y se devolvió al área chica donde estaba Borja quien esta vez no falló y su pie se convirtió en un cañón pata perforar el arco de Independiente del Valle, para hacer el 1-0 a los ocho minutos y de nuevo mirar al cielo, esta vez para dar la gracias.
Macnelly Torres se iba enchufando al juego y habilitó a Borja quien iba en carrera hacia el arco, pero fue desarmado por la defensa.
Los visitantes, a pesar de que necesitaban el gol, no atacaban y eran 11 espectadores más. Los verdes dominaban el juego, pero era más el vértigo que las opciones claras; así que llegaron remates de Bocanegra, Berrío.
Al minuto 31, nuevamente volvió la efusividad al estadio cuando hubo un enroque entre Borja y Marlos Moreno, este último recibiendo un centro, que no logró rematar estando sin marca. Pero esa jugada sirvió para que volviera la claridad a los colombianos que en el minuto 32 casi anotan con un tiro de media distancia de Macnelly que detuvo Librado Azcona.
Tras de eso llegaron una ráfaga de llegadas, como la pólvora que salía de las tribunas: tiro de Marlos, aproximación de Borja y remate de Macnelly, en el que, nuevamente, intervino Azcona.
Los ecuatorianos necesitaron hasta el minutos 36 para crear su primera y única opción de la primera parte cuando José Angulo de frente imitó el primer tiro de Borja.
Pero en la segunda parte los ecuatorianos salieron con ímpetu y crearon el primer susto entre los Angulos y Junior Sornoza, ellos intentaban rematar, pero la defensa rechazar y así, tras un entrevero de unos pocos segundos, que parecieron minutos, el balón salió del área de peligro.
Pero Nacional respondió y Moreno se inventó una jugada por la izquierda, eludió varios rivales y al quedar frente al arco decidió darle el balón a Berrío que, sin ángulo, remató por un costado cuando iban 7 minutos.
Los ecuatorianos adelantaron sus líneas, ya no tenían motivo para especular y ahora el que aguantaba era Nacional si perder su figura táctica, 4-2-1-3.
Aunque los colombianos fueron los que tuvieron otra oportunidad con Borja. Fue inmejorable la opción cuando Berrío le hizo un pase al que no llegó, pero el zaguero Luis Caicedo falló en el control y el juvenil delantero con espacio y tiempo, disparó a ras de piso, pero desviado. El lamento de los más de 38 mil espectadores casi que fue un estallido, a los que Borja no hizo más que dirigir su mirada al horizonte, pidiendo otra explicación.
Mientras el cordobés buscaba razones, Nacional argumentaba y así fue como Macnelly habilitó magistralmente a Marlos quien ante la salida del arquero englobó el balón, pero ni la efusión del estadio hizo que esa pelota entrara cuando corría, aunque no lo pareciera, el minuto 26.
Después, al minuto 28, Alejandro Guerra, que tuvo un juego de mucho sacrificio, le quitaron el balón cuando estaba alistando su fúsil, pero el que sí lo pudo mostrar fue Borja, aunque Azcona voló y evitó el tanto, ya iban 30 minutos y el conteo ya era regresivo.
Y sonó ese esperado pito del árbitro, ese que es de tres tiempos, que no tiene ningún tipo de armonía musical, pero para los hinchas fue como una melodía de Wolfgang Amadeus Mozart, final del partido y la Copa Libertadores otra vez se tenía de verde, lágrimas, abrazos, gritos se veían por todos los sectores del Atanasio Girardot que fue un coloso que se quedó pequeño para semejante gesta. La gloria se reconquistó.
ANDRÉS FELIPE VIVEROS B.
Enviado especial de EL TIEMPO
@afviveros