Viajar en bus 32 horas no es algo que hagan muchas personas por ver al equipo del que son hinchas, pero eso fue lo que hizo John Alejandro Alzate para estar presente en el estadio Atahualpa de Quito en el partido entre Independiente del Valle y Atlético Nacional, primer juego de la final de la Copa Libertadores.
“Esa es una de las locuras que he hecho por Nacional, aunque el viaje también se demoró por las requisas y el paso por la frontera”, dice el hombre de 43 años.
Su afición por los verdes no es gratuita, pues desde muy pequeño sus padres lo llevaban a ver al equipo en el Atanasio Girardot.
“Eso antes no es como ahora, uno podía ir en familia y disfrutar”, cuenta el hombre que hizo a sus dos hijos hinchas del verdolaga, Joan Sebastián, de 19 años, y Salomé, de 3 años.
Es tanto su amor por Nacional que su esposa Alejandra María Correa le tiene ya una frase de cajón: “Es que usted quiere más a Nacional que a mí”, revela entre risas.
Esa frase no es exagerada, lleva siete años seguidos sin perder un partido de Nacional cuando juega de local y la casa de los Alzate Correa no deja duda, en ningún espacio, de que es verdolaga.
“Solo falto al estadio cuando es algún problema familiar muy grande y hace rato no se me presenta”, dice el líder de la barra Aquel 54 que se ubica en oriental alta.
Y sobre la casa dijo que a su esposa no le gustaba mucho el fútbol, “pero que se respetaban sus espacios”.
Tiene más de 150 objetos sobre Nacional, pero hay dos que tienen un valor sentimental grande: las camisetas de 1991 y la de 1989, de Andrés Escobar.
“Para mí es el máximo ídolo, es lo más grande que ha tenido Nacional y por eso tengo muchas cosas de él”, contó con su voz llena de emoción, casi que entrecortada.
Pero su colección va más allá, tiene gorras, cobijas, cuadros, relojes, llaveros, almanaques, banderas; mejor dicho, cualquier cosa que medio tenga el escudo de Nacional, ya es un artículo que compra John Alejandro.
Él, que desde 1994 asiste a la barra y hace ocho años es el líder, ya sabe qué es ver al equipo campeón de la Copa Libertadores.
“En 1989 viajé a Bogotá, yo vivía en Caldas y salimos en varios buses para ver al equipo, fue una experiencia inolvidable y además ganamos. Ojalá sea igual esta vez”, relató sobre su excursión cuando tenía 18 años.
Este miércoles, como líder de barra, debe llegar a las 5 a. m., porque hasta las 8 a. m. organizará el tifo para la noche, el cual dice es espectacular, pero irá solo porque su hijo estará en sur, mientras que su hija y su esposa lo verán por televisión.
Andrés Felipe Viveros B.
Enviado especial de EL TIEMPO
Medellín
Del enviado especial